Sunday, August 27, 2006

Fresas en Gran Vía
Para Alida.

I
Hoy pienso en ti, amiga. Recuerdo como me contaste que tu afición al inglés empezó con aquel programa llamado “La Guagua”, que se vio sólo un verano; pero que nunca has dejado de recordar. Contabas entre risas como te dejó electrizada aquel mundo de oropeles de Flahdance, donde una muchacha podía dejar la soldadura y ser una gran bailarina. Y luego tus libretas llenas de canciones de Bon Jovi y tu pelo largo y anchas ropas.

Yo me reía y te contaba, aquella noche esperando la 195 hace ya diez años, de como empecé desde niño a querer aprender la lengua de “los malos”.

De como una noche de 1986, con un yeso en un pie y harto de leer a Dostoyevski durante toda una madrugada; dando vueltas y vueltas al sintonizador de mi VEF 206, encontré Radio Martí y su reposición de Onda Joven…



Ahí estaba de nuevo aquel Salvador de Para Bailar poniendo toda aquella música. Todavía me suena aquella mezcla de interferencias y acordes de guitarras que muchos años después me hizo recuperar aquel video de Fleetwood Mac que habían puesto en “La Guagua”



En el avión hacia España, al poner los auriculares y oirles nuevamente, estabas un poco conmigo y todo fue más fácil...

II

La historia de como llegue la cuento otro día, pero recuerdo cuando fuí a ver Madrid mi primera noche. En la calle Gran Vía, estaba el Edén sonoro que tú hubieras soñado.

Madrid Rock, lleno de posters y CDs; me atrapó durante unas horas en que también estabas conmigo. Fuimos pues a mirar aquellos iconos del pasado, colgando como ventanas por donde mirar nuestros ridículos pelos de aquella época, pero también las risas y los desenfrenos.

¡Qué vergüenza -pensé- cómo nos gustaban las fresas de Duran Duran!



III
Me contaste en aquella 195 como tu padre de pequeña te llevaba en sus viajes de confronta de la 51 cuando era chofer. Recuerdo como me hacías con nostalgia los cuentos de aquellos tipos de Regla con sus guitarras que se montaban y tocaban toda la madrugada, de Casablanca a Guanabacoa. De cómo así conociste la trova tradicional y empezaste a sentir esa pugna eterna entre tus diversionismos ideológicos, los peludos del rock anglosajón; y las voces rajadas y la resignación apagada de aquellos trovadores.

Íbamos aquella noche para Guanabacoa a coger otra guagua (una 400 algo que ya no recuerdo) que nos llevaría a Guanabo. Estuvimos toda la noche haciendo cuentos en aquel Anfiteatro oscuro y caluroso, hasta que la guagua de confronta nos dejó en la última parada.



Caminábamos en la madrugada silenciosa de Brisas de Mar en un mar de mosquitos y chistes hasta llegar a la desierta playa sólo alumbrada por el lejano resplandor de las torres de extracción de petróleo de Santa Cruz del Norte, que enrojecían a saltos el horizonte por donde todos queríamos ver aparecer aquel amanecer.

Revisando esos pequeños pedazos del pasado que me acompañan, encontré esta foto que tiraste tú…



IV
Sentarse en los parques de G y Guanabacoa contigo es tal vez de las cosas que más extraño...



Ah, y Madrid Rock, que también lo han cerrado.

1 comment:

Anonymous said...

Es una pena, pero así es el capitalismo no permite conservar las tradiciones de una ciudad si el mercado de valores presiona y presiona. Deberíamos pensar que muchas almas andan vagando, perdidas entre no recuerdos perennes, en el paso de los días perdemos el rumbo, y también las señas del tiempo...