Friday, December 29, 2006

... y despidiendo el 2006: Baby, I´m On Fire...

Para despedir el año 2006, nada mejor que esta canción -que ya tiene sus añitos.
Muchas Felicidades!

Arreando la música:



Thursday, December 28, 2006

De los Castillos en las Nubes

I
Hace unos días leí la frase de Wcloister de "Castillo en la Nubes"… Por otro lado, llevo tiempo queriendo escribir –en serio, como diría NOA- la historia de un dragón que decide secuestrar a una psicoanalista –el blog de Carlos MiTambor sería un buen lugar para irse a perpetrar el hecho- que le ayude a solucionar sus divergencias. Pero antes debe rescatar cierto libro de encantamientos guardado en una catedral en Cologne custodiada por Kubalgie. El dragón conoce a la guerrera elfa Lara a quien ayuda a cruzar el Páramo de las Infinitas Soledades recibiendo a cambio la piedra filosofal que esta llevaba en su cuello colgado.

La elfa promete al dragón emplear su arco temible contra las criaturas demoníacas y cuidar de las puertas al Palacio en las Nubes.

El imaginario dragón debe pasar una serie de pruebas más y al final secuestra a la psicoanalista que termina convenciéndole que hay un hechizo tremendo capaz de lograr que todas sus cabezas se fundan en una: el hechizo mayor de cierta pequeña duende guerrera que vive en un Castillo entre las Nubes. El dragón se alisa las escamas y parte a encontrar su destino.

Pero el final no lo tengo. Si, en estos días me han animado a repensar la historia. De momento, sólo hay notas y retazos:

II

Fragmento 1
“El dragón tiene un diario donde escriben a cuatro columnas sus respectivas cabezas.

Una es una cabeza progresista que trata de ahorrar gas de dragón, preocupada por el calentamiento global y la ausencia de alcornoques y abetos en los bosques. La segunda es sanguínea y resuelta, tiene mucho de razón en todo lo que dice y se encarga de cambiar sus draconianos talentos por el oro. Que hasta los dragones se van de compras. También sabe de seducción y en general todo tipo de malas artes.

La tercera cabeza es reflexiva y mística. En sus mayores arrebatos de comprensión y empatía con el universo propone irse al campo a cuidar las mariposas. Siempre se equivoca. Una vez intentaba convencer a la cabeza 2 que no debían seguir secuestrando doncellas y desde ese día la 2 le dice “cabecilla gay”. La cabeza 2 entiende de arte y belleza como ninguna, pero deja a la 3 creer que la sensibilidad es cosa de los débiles.

La cabeza 4 un buen día dejo de hablar.

Las demás la tratan de seducir, como un niño con una banana intenta seducir a un mono, de que diga algo sobre aquella doncella. Que si mira 4, aquí tenemos tremendo pollo frito para ti… La 4 sólo se queda mirando y no dice nada. Se dice que sus últimas palabras fueron “que gran pena la Vida, llena de huecas batallas”

Cuando hay que decidir algo, a veces interviene, pero siempre con fatiga. En una votación de cabezas de dragón, sacar la lengua es “a favor” y no sacarla es “en contra”. Cabeza 2 y 1 siempre tienen la duda si lo que ha dicho es “No” o simplemente no le interesa. Por cierto, no se valen las abstenciones.

De todos modos, cuando sueñan, hay coletazos violentos y suspiros que vienen de cabeza 4.”


III


Fragmento 2
Y el dragón apunta en su diario un día que se acuesta tarde viendo la TV:

Cabeza 1: He estado viendo hoy la película Spirited Away. Es difícil no querer cuidar de Chihiro. Envidio a Haku, el rio-dragón. Yo soy solo un dragón.



La cabeza 4: Me quedé mirado a sus padres obsesionados con la comida, metidos de lleno en una tradición que ya ella no entiende y más bien teme. Pensaba en tantas cosas.

La cabeza 2: Chihiro es como yo! No teme a nada.

La 3: oye 2, ¿tú has visto como al final Haku no era tan duro nada? A lo mejor a ti que siempre estas en eso de ser un duro te vendría bien aprender de él.

La 2: Ná. Yo se lo que hago.

La 1: ¿Oigan, cuando vamos a secuestrar a la psicoanalista?

La 4: ¿Chihiro parece una duendecito, se han fijado en su pelo?

Todas: ¿eh, has hablado?

La 4: si, es que me ha dejado pensando esa película. Chihiro mirando con miedo e ira a sus padres que le parecen unos cerdos me recuerda a muchos que conozco. Luego esa llegada al Local de Baños, teniendo que trabajar muy duro. Incluso convencer que le dejen trabajar. Y entonces Haku, el rio-dragón, que en su dureza de esclavo del poder logra abrirse un espacio a Chihiro protegiéndole.

Cabeza 2: Bueno, eso esta muy bien, pero es que a él no le cuesta nada

Cabeza 4: Si, es verdad. Pero piensa. Chihiro es el paradigma del “empezar desde abajo” te diría que es una “sin papeles“, le toca hacer lo peor en un universo hostil y con leyes que ella sólo empieza a intuir; pero no pierde la sonrisa.

Cabeza 1: esta muy bien eso. Pero lo que a mi me gustó fue eso de que limpiaran el rió.

Cabeza 2: ¡no aprenden! A ver... Chihiro es sólo una niña-mujer en el duro transito a la adultez. No entiende a los padres, tiene que buscar su lugar en el mundo, lo cual incluye comer, y descubre que todos a su alrededor van perdiendo su mejor esencia en el proceso. Al final, Chihiro sólo esta volviéndose una mujer.

Cabeza 3: Pero no me vas a negar que la escena del vuelo con Haku es líndisima





Cabeza 2: No, nené, no te lo voy a negar. Pero para mi la gran escena es el tren, el viaje. Y a dormir, que mañana tengo que ver como logro freír a un enano de mierda que se ha llevado el oro a otro sitio. ¡Y a mí si no me van a coger con aquello de “quién se ha llevado mi oro”!


IV
Para todos los personajes del cuento: FELIZ AÑO NUEVO

Saturday, December 23, 2006

Un Cuento de Navidad

Para todos, absolutamente todos: Felicidades!

Thursday, December 21, 2006

The Fall of Palace of Exile


I
Estaba lloviendo desde la mañana anterior. Sin interrupciones. Un abril raro de tanto frío hacia que las ramas vacías de mangos rasparan en el techo llenando la casa de ruidos sordos y escurridizos. La perra dormía en mi cama y yo preparaba un café con los restos de un donativo de Silvia.

R y Silvia dormían. Una vez más, yo había estado acostándome tarde. Leyendo.

En mi cabeza resonaban frases de Joyce, aquel monólogo de Molly Bloom en Ulises se mezclaba con mis propias preocupaciones: "his heart was going like mad and yes I said yes I will Yes." y me volvían los recuerdos de una tarde en que por ciertos parques de la Víbora tenía lugar una de las despedidas más jodidas que recuerde...

Se me diluyeron los contornos del tiempo.

Era el Parque Córdoba en 1991 un lugar oscurísimo donde la gente esperaba la 130 (RIP) Atrás de la cerca y sentados en los columpios, unos rockers se burlaban de una muchacha que decía que le gustaba Al Steward y le cantaban una parodia chillona de "Year of The Cat" Mara y yo nos reíamos y nos quedábamos serios. La realidad a los 18 años es un semáforo.



Mara: ¿Omar, y si nos damos un último día a lo "Ulyses"? Empezamos por este parque y terminamos en el. Vamos a recorrer toda la ciudad que podamos.

No Mara, mañana tengo prueba de Cálculo. Y nunca fue.

En aquella mañana otra del 2000, entre los olores del café malísimo, me volvió la idea: Día Joyceano para hoy. Y me tomé el café; amargo, muy amargo.


II

Empezamos en la parada de la 29, comiendo unas cuñas de pie de queso bien horrible, y fuimos bajando lentamente. Una especie de "como gasto papeles recordándote..." pero dando risas en vez de canciones. Todo el barrio de "El Roble". Luego el Chivas. Los flamboyanes empezaban a llenar de vainas secas las cuarteadas aceras. Empezamos a tocar las improvisadas maracas mientras cruzábamos por Regla y llegábamos finalmente a la Lanchita de Regla.

Y la remontada eterna de la calle Olimpo, que nunca faltaba. Al llegar a la Moderna Poesía se nos unió Maria Mantilla II –una versión más tolerable de la otra, amiga esta inseparable de Silvia, no había remedio- que venía un poco de galas nadahaguianas para la ocasión. Nos desperdigamos por las calles y las horas se fueron entre infinitos chistes sobre la Coca-Cola-Del-Olvido. Maria Mantilla II me regaló un grillito hecho de una penca de guano que traía en el sempiterno bolso y entre todos le compramos a Silvia una edición de “La Ciudad de la Columnas” que abrazó emocionada con una mezcla de nadahago y mujer que la acompañará per seculum seculorum.

En la Plaza de Armas, en pleno arrebato nadahaguiano, nos cantó María Mantilla II el himno de la Universidad de la Habana –nunca en mi vida lo había oído- y las risotadas de la gente que vendía, jineteaba, mendigaba o simplemente pasaba por ahí le daba un carácter de pecera a la realidad nuestra, raro atolón en medio del sol.

No me quedé detrás. Cuando vimos a “los zanqueros”, por aquel entonces de estreno en la Habana, decidí bailar como en mis tiempos de “el disco”. Maria Mantilla II se declaró incapaz del baile, “pero cuando lleguemos a la Biblioteca Nacional verás lo que es un Ave María!”

Bajamos las escaleras a la cafetería con tremendo tropelaje y luego de darle tremenda charla a la portera –ahora había que presentar un carné para entrar a la Biblioteca que R no tenía- para comernos unos Proustianos panes con pasta de 60 centavos que Silvia miraba ahora riéndose al confesar cuantas veces quiso comerlos mientras bajaba sus infusiones de cáscara de naranja.

María Mantilla II cumplió su promesa. Nos botaron de la fonoteca. "La ciudad se derrumba y yo cantando..." me venía una y otra vez mientras esperábamos la lancha de Casablanca. El sol se ponía en la bahía y entre el olor del petróleo en el agua yo miraba las imaginarías esponjas que siempre estaban cuando yo era niño entre los antiguos pilotes del desembarcadero de Regla. La mujer que cacheaba los bolsos me sacó de mi ensoñación cuando Silvia le dijo que eso no era un arma blanca, sino una pequeña daga elfa llamada Armathotsil.

III
Pero luego los pedazos de la alegría de Silvia cayeron como meteoritos sobre el Palacio del Exilio… Antes de irse dejo caer un día su enorme colección de casetes “Crown” de música New Age y toneladas de tacitas de té. “¡qué yo vuelvo a buscarlas caballero!”

A los pocos meses la perra se cayó del techo y tiempo después murió. R dejó la medicina en una estruendosa transición que le llevó a ser productor de espectáculos. Mis dólares se fueron con mi salto al mundo de la informática. Mantilla II se quedó sin trabajo y salió embarazada. La cosa no fue bien, estaba muy mal alimentada y perdió ese hijo y todos los por venir. Cansada de la vida nadahaguiana, se casó con un italiano que conoció en un Festival de Cine.

Una noche subimos al techo y en una rara hoguera ardieron poemas de R, dibujitos élficos o “runas” de Silvia. Unidos a ellos los cuños de médico de R. Y también mis dos libros de anotaciones de una “novela de periodo especial” que Silvia había llenado de ilustraciones. El cartón llenó de humo la noche. A mi el humo me pica en los ojos.

Y también R se fue en otro avión... Volví a casa.

Y yo… Pues a cada rato pienso en la daga Armathotsil, que aún debe estar cogiendo polvo entre las ramas de la mata de mango donde Silvia la clavó, totalmente borracha y sollozante aquella última noche en Cuba. Si, en las azoteas de Guanabacoa resonó un “cojoneeeeeeessssssssssssssssssss“ mientras Silvia asestaba el golpe. Nada elfico, por cierto.

Saturday, December 16, 2006

Exilios Varios III: Yo, Nadahago

I'm a tired, hungry bear
Spoiled and sleepy

Bearsuit. Tindersticks


I
Me cansé del encierro en el Palacio del Exilio. Llevaba días lloviendo (el ciclón Irene) y la lluvia destruyó por completo la puerta. R estaba muy mal viendo como el agua entraba sin clemencia. Un nylon, cajas viejas... Nada. La humedad iba ganando terreno. Las paredes empezaban a humedecerse peligrosamente y estabamos agotados de sacar agua una y otra vez. El palo de escoba y el haragán terminaron rotos.

Y dejó de llover cuando ya no quedaban ganas de nada. Los charcos lo colmaban todo. Me levanté y fuí a comprar chícharos, aceite y arroz por la libre en la tiendecita improvisada que había cerca de la calle Cadenas. R siguió secando.

Al volver a casa miramos la puerta -ambos somos unos inútiles notables en materias como la carpintería- y empezamos a notar que hacía mucha falta una nueva puerta. Era octubre. Pero era lunes, al otro dia se trabajaba.

II

En el trabajo, me dedicaba a contar los minutos. R estaba llamándome cada dos pro tres y yo escuchaba las gotas que caían en el techo del taller. Rezagadas goticas de mierda, que odio. Me atreví a preguntarle a mis compañeros si alguién sabía como hacer una puerta y lo menos que hicieron fue reirse. Finalmente me dieron una mínima idea de precios y ahi me reí yo. Risa histérica.

En casa -R no había salido en todo el día y tenía el peor humor que le haya visto- empezamos a pensar en libros que vender, posibles meroliqueos de temporada conque reunir todos aquellos ceritos que tenía el precio. Mi alcancía estaba vacio por completo. R no tenía ni alcancía. No había ni mangos en el techo.

Miramos un librero y empezó la cosa. oh vieja frase de medir mil veces y cortar una. No. Medimos mil veces, cortamos millones. Ya iban dos libreros. Los libros empezaban a crear una especie de volcán en medio del comedor. La perra nos miraba curiosa martillar con un busto de Martí devenido Universal Tool por obra y gracia de la más absoluta obstinación.

Y al final: Frankestein II.

III

Pero aun quedaba "encajarla" en el marco. El agua había estado haciendo de las suyas y la madera estaba hinchada.

La 1 AM, dos cuchillos cual espadas, R & yo... Franki (asi llamabamos a la puerta) entró a su pesar, con el consiguiente número de falsos intentos y cortadas en las manos; pero entró coño, entró!

Nos tiramos a dormir con los primeros gallos de la prima de R, que se alborotaban una y otra vez cuando alguien se iba al baño. En la cama, sin bañarme, oía a Nick Cave cantando una canción que siempre recordaré: Bearsuit.

IV

Silvia se apareció muchos días después. Venía eufórica. Le había llegado "el Bombo" Llevaba prisa así que se invitó ella misma a comer -los flacos deditos marcaban un 7 como posible hora de su reaparición.

R tenía una cara de infelicidad cada vez mayor y con su peculiar sentido del humor le dijo: "oye flaquita, no tires el portón, que aun estamos en temporada ciclónica"

Silvia se quedó mirando la puerta. En su locura -no contagiosa- había ignorado por completo el tamaño esfuerzo de R. Se quedó mirándonos y se le aguaron los ojos.

- "Señores, yo los voy a extrañar con cojones, de verdad"
- Na, eso lo soluciona la coca cola del olvido
- "¡Señores, esos esta hecho con los libreros!"

Tocaba las maderas. Las olía. Cogió un bolígrafo de la mesa y remató escribiendo en la puerta:

"Yo, silvita, la Gran Nadahago:

Bautizo esta puerta.
No olvidaré jamás comer caliente y el Palacio del Exilio

Octubre de 1999"



V

Borrachos todos, despediamos una y otra vez a la Gran Nadahago cantando a Nick Cave y friendo una frituras de chícharos que no nos dejaron dormir en toda la noche...



I don't believe in an interventionist God
But I know, darling, that you do
But if I did I would kneel down and ask Him
Not to intervene when it came to you
Not to touch a hair on your head
To leave you as you are
And if He felt He had to direct you
Then direct you into my arms

Into my arms, O Lord
Into my arms, O Lord
Into my arms, O Lord
Into my arms

And I don't believe in the existence of angels
But looking at you I wonder if that's true
But if I did I would summon them together
And ask them to watch over you
To each burn a candle for you
To make bright and clear your path
And to walk, like Christ, in grace and love
And guide you into my arms

Into my arms, O Lord
Into my arms, O Lord
Into my arms, O Lord
Into my arms

And I believe in Love
And I know that you do too
And I believe in some kind of path
That we can walk down, me and you
So keep your candlew burning
And make her journey bright and pure
That she will keep returning
Always and evermore

Into my arms, O Lord
Into my arms, O Lord
Into my arms, O Lord
Into my arms

Monday, December 11, 2006

Tuesday, December 05, 2006


On Travel: bloqueo antitroll

Por unos días estoy de viaje... Para evitar el típico episodio infinito de trolls (voy a tener el blog sin atender por nos cuantos días), he decidido dejarlo moderado.

Saludos a todos y en especial al Troll de turno.

Sunday, December 03, 2006

WOW is back

He resistido 7 años a la tentación. Hoy he caído:



Y como toda subcultura, en esta hay de todo:

Tuesday, November 28, 2006

Exilios varios II: Keshel 70, Opus el que me de la gana

I
Cuando niño leía muy rápido y con el estigma de que los libros "serios" no eran los de figuritas. No. Habia que leer cosas gordas, deshojadas y preferiblemente encuadernados "en rústica" Recuerdo que por esos días fuí con mi mamá a comprar una pareja de colisables y entramos a casa de una vieja amiga suya que no veía hacía años.

En la casa no había otro niño de 8 años, por lo que la buena mujer me trajo rápidamente un libro "de figuritas" Yo rayaba en el insulto. Resignado, metí los colisables en un pomo de mermelada y empecé a mirarlos casi que escama por escama.

Dije que hacía AÑOS que no se veían, las escamas se acabaron pronto. Resignado, abrí el libro: era el tomo VI de "El Tesoro de la Juventud"

Aquella era una enciclopedia vieja de verdad. Edición de 1914. Entre otras cosas se hablaba de "los 7 planetas del sistema solar", que para el ilustrador eran 7 fotingos dando vueltas a un sol mofletudo y sonriente. (Aclaro: Ford Tingo, para las/los nadahagos que andan esperando para a señalarme con el dedito ;) ) Era un libro fabuloso. Veinte tomos de poesía, arte, narración y un largo etcétera.

“Cosas que debemos saber”, “Historias de libros célebres”, “Juegos y pasatiempos”; aquello no tenía fin.

¡Me iban a tener que arrastrar para que me fuera!

La mujer se quedó sorprendida con mi interes. Con una amabilidad inconcebible, me regaló los 18 destartalados tomos que me llevé con el consiguiente ataque de asma de mi mamá y deleite de mi papá al ver todo aquel bulto de libros.

Si, a los 10 años; empecé a leer como un verdadero hermitaño. No salía. No quería ir a la escuela. No me interesaba la TV. Aquella Enciclopedia tenía sobre mi un poder absoluto. Un día en una discusión con uno en el aula porque no quería ir a jugar le dije citando a Unamuno: “hablar con los grandes que fueron es mejor que con los pequeños que son” Dios mio, que manera de comer catibia...

Al final, me senté sobre el bulto de libros ya leidos a los 11 años. Ahora vivía en el Reparto Guiteras y "el llamado de la selva" de los juegos al aire libre no lograba enterrar aquella obsesión.

Un día, aun leyendo a las 11 PM, escuché una música que me pareció increible. Estaban poniendo los créditos de La Línea Onedin. Mi mamá estaba viendolo media dormida, pero yo que tenía la cabeza llena de La Máquina de Vapor, el trinquete y la vela mesana; ví en aquel serial de la BBC el puzzle fenómenal donde mis lecturas sobre cosas arcaicas se fundían. El serial me hizo leer un poco menos -recuerdo, sin embargo, haber buscado más de una cosa que sólo estaba ahi en "el tesoro"- y la trama de intrigas y pasiones humanas me rescató del polillismo profundo.

Luego pusieron "Yo Claudio" -y otra vez de vuelta al Tesoro para ver las ilustraciones de Turner sobre la Roma de los cesares- pero ya iba en declive.

Un buendía lo metí en una caja, como buen tesoro que era, y prometí no abandonarlo nunca luego de tantas cosas aprendidas.

Y me fuí a vivir y mataperrear.

II

R estaba tan fascinado como yo por los libracos vetustos. Así que nos conocimos en la Lenin hablando de los muchos libracos que tenía en casa. Pero esta tarde en que estabamos preparando unos chícharos habíamos conseguido el rara avis de un LP del Ballet Spartacus de Aram Khachaturian. Esas cosas se oían de noche y eran las 4 PM. Hacía hambre.

También hablabamos de cierta nadahago que tenía de cabeza la soledad de R. la mchacha cumplía con todos los tópicos del género nadahagueril: alta, palidez de muerto, estudiaba inglés en ISPLE (nada es perfecto, no?) y se dedicaba a ser vegetariana irreductible. R es un buen hombre, así que estaba haciendo los chícharos y arroz.

- Tocan a la puerta R
- Dale viejo, abre tú
- Coño viejo!

(...)

- Hola Don Nyarlathotep! (Grrrrrr)
- Hola Silvia
- ¿Cómo esta la finca?

La finca era una alusión nadahaguiana al techo de la casa de R. La mata de mango dejeba caer alli cientos de manguitas blancas que eran la delicia de las nadahago cuando venían de visita.

El ritual: se iban al final de la casa. Le daban unos rarísimos besos a R y se ponían a pasar los deditos por los lomos de los libros. Libros que no leían nunca, pero manoseaban todos.

Yo llevaba tres semanas "de la casa pal trabajo y reverse" de tanto tedium vitae que me estaba produciendo la villa de San Cristobal. Así que había ido a casa de mis padres y me había apertrechado convenientemente de libros, cassetes, CDs, chícharos y azucar prieta para el milordo de rigor de estar a las 3 AM leyendo.

Los chícharos estaben duros aun. Silvia abrió su bolsa de reglamento y sacó una bolsita de semillas de calabaza "para ir picando". Ya no podía más. Y eso que me gustan las semillas de calabaza fritas, viejo remedio antigiardias.

- Oye R, vengo ahora
- Ok phellow, llevate la llave.

Eso quería decir que había malas ideas en el aire. Me demoré muchisimo.

III

Al llegar de vuelta con un paquete de "perritos" aka salchichas para freir, me encontré a R dando muestras del volumen de su tocadiscos.



- ¡La Linea Onedin!
- No, es el Spartacus de jachatulian.
- ¿el qué? (aqui me moría ya de la risa)
- Spartacus de jarcharturial

Cogí la carátula del LP. Mira, hi dice Khachaturian, que es armenio.

- Ah, es que yo no se leer el armenio. Todas esas letricas raras. ¿Y tu donde lo estudiaste?
- En la CUJAE. Es un cursito de 3 meses, pero vale la pena.
- ¿Y dejan a gente de otras facultades? Aunque yo no sé, esa CUJAE esta más fea...
- Pues si pasas el éxamen de aptitud en Julio igual puedes empezar
- ¿Tu tienes los libros?
- ¡Claro!

III

Estaba todo. O casi todo, yo tenía que freir mis "perritos" como buen salchichero que era. Empece a freir mientras ojeaba un tomo de "El tesoro..." La música había removido mis nostalgias incipientes por esa época que estudiaba y no tenía que trabajar. Entre algún que otro suspiro, terminé las salchichas.

Pero había más: tenía un Vermouth blanco que había comprado en la "shopping" al módico precio de dos fulitas.

La nadahago no dejaba de mirar las salchichas. Primero mojó una puntica con el arroz. Luego un pedacito, para probar. Luego otro para acompañar el vermouth. Luego el desastre y la curda de quien no come bien.

R estaba serio, solemne casi. Era como si estuviera viendo a Dubuchet comiéndose un pan con tomate en plena sesión de Escriba y Lea.



A las 2 horas, Silvia se revolcaba de la risa y brincoteabamos los tres con los Pet Shop Boys y su "Go West", kessel el que me salga de mi nariz (y se la tocaba) la nadahago feliz, reconvertida en ser omnívoro y repleta de radicales -OH...

Thursday, November 23, 2006

Exilios Varios I: Vinegar´s Hard Drinkers Club

For seven years I dwelt in the loose palace of exile
Playing strange games with the girls of the island
Now I have come again to the land of the fair
And the strong and the wise

Brothers and sisters of the pale forest
Children of night
Who among you will run with the hunt?

Now night arrives with her purple legion
Retire now to your tents and to your dreams
Tomorrow we enter the town of my birth
I want to be ready


I
Una mañana de 1999 recogí un pequeño pedazo de esa legión de cachivaches que llamamos "mis cosas" y me fuí a vivir a casa de un amigo en Guanabacoa. La casa era enorme y vacía de muebles o las tipicas cosas que hacen a una casa habitable. Pero tenía unos 64 sockets de bombillos incandescentes, una perrita líndisima y una mata de mangos. Y no había nadie más que mi amigo y yo. Ni padres, ni madres, ni reloj despertador. Pero el polvo era el verdadero dueño de la casa.

Probablemente no exagere si digo que estaban todos los libros imaginables, por colecciones: Huracan, Editorial Cocuyo, Letras Cubanas... Había silencio entre la 1 y las 7 AM. Había pedazos de una imprenta, cuadros rescatados de un derrumbe y una puerta infinitamente vulnerable a ser abierta a la primera patada.

Nos atrincheramos casi dos año en tan sui generis Palace of Exile. Lo cuento ahora.

II
2 AM y todo sereno. Del carajo la parada de la 5 detrás del Ministerio de Comunicaciones con el frio tímido de febrero. Habiamos salido del Chaplin de ver un horroroso "Enrique de Lagardère" y hablabamos de la película, que era una mierda; pero mi amigo es débil a las espadas, estocadas y las curvas de Marie Gillain. Y que no se hace por un amigo.

Pero nada. Pero ni la Gillian me había llamado tanto la atención como una amiga (llamemosla Maria Mantilla) de mi amigo (para abreviar: R a secas) que nos había contado con lujo de detalles la confección de un cubrecamas de retacitos que estaba haciendo mientras leía a Henry James. De más que estudiaba algo indefinido y supremo, lejos de la comprensión de un ingenierito de la CUJAE como yo (esta taxonómica clasificación aún me encanta para mercadearme) que sólo debía ver tuercas (mohín de asquito de princesa de visita en la porqueriza real) y unos incomprensibles y torturantes garabatos llamados por la plebe "Matemáticas"

Esta joya de la fauna urbana habanera era amiga. Bueno, amiga no, amiguisisisisisisisima de R. Me preguntó -yo llevaba un libro bien gordo de Photoshop bajo el brazo y un pelo de dos años sin cortar ni peinar- si era diseñador o pintor o escritor o... bueno, algo decente de alguién con quien se pueda hablar. Como le dije que trabajaba en la "Empresa de Apagones de Cuba" y que llevaba una cuadrilla de negros de una punta a otra de Cuba arreglando cosas grasientas -fui exhaustivo en lo de la grasa, giró suavemente la cabecita con un "ah si" mientras le sonreía a mi amigo -notorio poeta de Guanabacoa, muy inédito él como dios manda- y le perdonaba andar con semejante gentuzilla.

Ya más en confianza y entre ellos, arrancó a comentar el ciclo de cine dedicado a Fritz Lang que iba a presentar en la Casa de la Cultura de Bauta (en serio) Mi amigo le dijo que yo era de Punta Brava y ahi mismo me dió el tiro en la frente. Guajiritos estos...

Me aburría. Por pura gana de jorobar la pita -hasta un ígnaro como yo puede interrumpir a tales diosas siempre que pongas la voz gruesa de ingeniero- le pregunté si había probado a coser oyendo Waltzing Matilda o "I don´t wanna grow up" de Tom Waits.



Giró levemente la palida carita y me pregunto -dios mio, lo que estaba aguantando- si yo tenía el compacto (CD), pues ella sólo oía cosas con el tizzzzzzz (sacó el blanco dedito ensortijado, imitando una aguja láser) y no los casetes esos tan poco refinados. El dedito me atrapó. era delgado como un lápiz y las venas azulitas se veían alla abajo. Empecé a mirarla más al detalles, pues las manos me fascinan siempre. Se empezó a poner nerviosa. Lejos, lejiiiiiiisimos en el piso; vi que bajo la saya sobresalían unos piecesitos metidos en unos zapatos hechos a mano. De los huecos de la sandalia, una clasificación que se me ocurrió, sobresalían enfundados en una medias blancas los dedos. Una larga saya llena de pliegues. Jergón a lo holándes errante. Y sobresaliendo al conjunto, dos tremendamente flacos bracitos que me recordaban a los "nadahago" de ciertos comics cubanos: cabezones, un palito el cuerpo y unos brazos escualidos sólo capaces de sostener una tacita de té (verde) y eso sentada.

En eso aparece una amiga mía -digamos que AK- que es una mujer de esas similares a un violin, toda curvas y voluptuosidad Made In Villa Clara, que van dejando trás de si un rio de miradas penetrantes. Me dió un beso y se sentó a contarme de como iba la revista "La Isla Infinita", que mira que ilustraciones, que si me leí tu cuento del cocuyo de ciudad y el de campo, que oye Omar como estaba el helado en "Alondra" el otro día, que si te tengo hecho tu "sol" de paper maché, que si...

La "nadahago" no atendía a mi amigo. AK me empezó ha hacer bromas con "cuando vas a venir por San Miguel del Padrón a ver mis pinturas" y sacó en medio de la colita del Chaplín un dibujo a tinta china genial y de una belleza tremenda preguntándome que le parecía.

La "nadahago": ¿oyeeeeeeee, eso es al gouache o con tinta rápida?
AK: No hija, eso es acrílico.

Y le dió la espalda para segur contándome muerta de risa que estaba enamorada de un muchacho que yo conocía, pero que tenía que adivinar.

Yo: ¿empieza con U? Y así sucesivamente. Luego ya más seria me preguntó que como me sentía ahora que estaba solo. Qué como me iba con la bronca con mis padres. Qué si había encontrado Pinar del Rio lindo -suspira aqui- pues ella hace años no veía a una amiga de San Cristobal que quería muchisimo -aqui cerrando los ojos y sacude el pelo- y por sobre todas las cosas que acabara de terminar de venir a conocer a su mamá. Me dió un beso y se fue a sus universos, que son de los más lindos que he visto... Un beso AK, de corazon. Por un momento estabamos alli de nuevo

Sigo. La "nadahago" estaba mirándome intrigada. Por mi parte, estaba en la nubecita esa a la que te transportan la gente llena de vida.

-¿Y tu escribes?, me dijo asi medio jovial y medio vampiresa
- Si, pero soy un artista maldito, estoy censurado por el mismisimo Abel Prieto. Y abrí el libro de Photoshop.

Mi amigo se pasó toda la película con asma de tanto aguantarse la risa.

III
- Omar, tu amiga estaba buenísima
- Y la tuya chama... ¿de donde salió eso viejo?
- ¿María Mantilla? Esa la conozco porque fue un día a mi consulta (es médico el tal R, pero trás la bata esconde al poeta ilustre de Guanabacoa)
- ¿Que tenía, anemia?
- No phellow, tenía una intoxicación por tomar vinagre
- ¿eh?
- Si phellow, la tipa esa toma vinagre para estar y cuanta pinga hay....
- R! Eso es mentira asere, ¿cómo que vinagre?
- Si, para que la piel se le ponga blanquita
- Dale que viene la 5...

Al montar, saludamos al chofer -papá de una amiga mía- y nos sentamos detrás de su asiento. Al parar en Cuatro Caminos, el dedito blancuzco asomó seguido de la Vinegar Hard Drinker Número 1.

- Hola R, cuanto tiempo... jijiji (ya lo sé, pero se supone que es gracioso)

En el programa del Jardín de la Noche, Antuña ponía música New Wave. Pero a las 3 AM, en el miniconcierto, The Doors me llenó la cabeza con la vaga idea de "caminar e irme al otro lado"



Ese mismo día decidí quedarme todos los fines de semana en casa leyendo a Michael Foucault y escuchando mi Discman Keenwood, toda tizzzzzzz, cuando sonaba The Doors

Pero las Vinegar Hard Drinkers eran muchas y esto sólo comienza...

Sunday, November 05, 2006

Ahora que se acerca el Fesival...

Siempre recuerdo el Festival de Cine Latinoamericano. En el tuve una asignatura pendiente: la muestra de cortos nacionales.

Curiosamente han llegado a mis manos algunos de esos cortos -ya vistos o inéditos- y aqui dejo constancia de la tremenda fuerza expresiva de dichas obras...

Wednesday, November 01, 2006

La Muela Bizca en los Premios Lucas: Felicitaciones a X Alfonso

No existe en Los Lucas el premio a la Mejor Muela Bizca, pero entiendo que el premio si existiera; debería ser para ese gran creador que es X Alfonso:




Aunque una vez más, la popularidad en los Lucas va a 180º de diferencia:

Tuesday, October 31, 2006

La Muela Bizca Proudly Presents: Dream Havana



Lo que considero una necesaria reflexión. Todo el éxito del mundo a sus realizadores.

Más info aqui

Agradecimientos a Mave.


Fragmento 1



Fragmento 2

Saturday, October 28, 2006

Visual Chipiachi: Videos inventados o forros

La creatividad de la TV cubana de los 80s me sorprende otra vez. No tenían el video original de esta canción, sólo un LP en vynil y... ¡se inventaron uno!

El disco aparecio en España bajo el nombre de Los pájaros carpinteros del espacio. La portada aparece protagonizada por un extraño ser, una especie de bicho astronauta que poco tiene que ver con el animal que nos indica el título. Evidentemente los autores no deseaban pagar derechos por la imagen de Woody, el famoso Pájaro loco de la tele, y optaron por un ser de discutible parecido. Pero nuestros programadores no...

Para contratar con la memoria:



Hey
hey man
what's you? It's a woodpecker from space.
Woodpeckers from space
woodpeckers from space.
When I woke up with a shock I didn't know the reason why.
Still dark outside but yet a light and I heard a funny cry.
I was jumping out of bed and bumped my head against the door.
By the time I was okay
I heard that funny cry once more.
Woodpeckers from space
just can't believe it.
Woodpeckers from space
how do you do?
It was a funny looking bird and he stood right before my eyes.
With a space suit and a laser-gun he was only passing by.
I was looking at a spacebird
he was right in front of me.
I was hypnotized by his eyes
and he told me where he wants to be.
Don't be afraid but take me to the hottest spot in town
'Cause we like to move our body on that incredibal funky sound.
I took him down to the boogie ground
and we really had a lot of fun.
I said listen everybody do the woodpecker-boogie
Come on
let's have some fun.
Do you feel allright
do you feel okay?
I'm your woodpecker from space.
Start snapping
start rapping
everybody likes woodpecker rapping.
Woodpeckers from space
just can't believe it. . . .

Friday, October 27, 2006

Ciclo de experiencias oníricas y de la Entamoeba Hystolitica

Hay que evitar pensar en las dificultades que a veces tiene el mundo, sino se volvería completamente irrespirable
Emmanuelle Riva, Hiroshima Mon Amour


I
De niño me encantaban los ciclones. Allá por octubre de 1979, escuchaba con indiferencia las noticias de que habían caído 15 millones de metros cúbicos de agua: que el alcantarillado de la Habana casi había colapsado de tanto llover. No me importaba. Lo que yo pensaba era en las tardes y los días con igual luz gris, las gotitas de agua haciendo pequeñas perlas en las sogas donde una vecina colgaba sus bacalaos a secar.

El radiecito Sanyo de mi papá y unos animalitos del jueguito de zoológico dormían a mi lado mientras el mundo de volvía agua.



En la radio, un locutor recitaba el infinitamente repetido parte de la Defensa Civil donde recomendaban hervir el agua, despejar tragantes, no tocar cables caídos. Y por supuesto, cada vez un nuevo nombre: David, Alberto, Frederick… Este último fue especialmente lluvioso.



Al intentar ir a la escuela con mi papá, nos encontramos una gran cantidad de gente muy seria oyendo a la directora explicar que seriamos reubicados, pues las aulas de la Marcelino Gutiérrez estaban con peligro de derrumbe.

Para colmo, al llegar a casa de mi abuela, esta le dijo muy alarmada a mi papá, que había un brote de amebas en el barrio; que si me dejaba era su problema. Me dejaron.

Yo no sabía que era una ameba.

Yo: ¿tata, que es una ameba?
Ella: ay mijo, eso es unos bichos que están en el agua sin hervir y que si te los tragas haces diarreas con sangre y te puedes deshidratar.
Yo: ¿y que es deshidratarse?
Ella: Mira, ¿tú vez esta piel aquí debajo del cuello? Pues se te empieza a quedar flojita así…Dale, vamos, que el almuerzo esta riquísimo…

Me comí toda la comida sin tomarme un vaso de agua.

Al otro día me dijeron en la escuela que teníamos que irnos para la Concepción Arenal, al lado del Teatro Martí. A mi me tocaba irme junto a Guillermina y Leda a un aulita con una puerta destartalada. En vez de mesa tenía un pupitre.



Todo eso lo sufriría estoicamente; casi me daba igual. Pero Guillermina decía que la escuela estaba llena de niños con amebas. Empecé a sentirme mal. Me imaginaba que los “bichos esos“estaban esperándome en todas partes. Cuando llegaba a casa e iba al baño, esperaba nervioso que no fuera una diarrea con sangre y también me cansé de
mirar mi cuello en el espejo a ver si estaba hidratado como dios manda.



Los ciclones ya no me gustaban tanto, dejaban a niños sin escuela y traían amebas…


II

Volví a mi escuela de siempre, pero había hecho amiguitos en la Concepción Arenal. A los dos o tres años pasó inexorablemente otro ciclón en octubre. Era el “Alberto”. En mi casa todo lo que había de comer congelado se echó a perder.

Así que me fui con mi abuela a buscar comida, por primera vez en años, que no fuera hecha en casa. Al final fuimos a “El Patio” y compramos congrí con pollo frito.

-¡Que precios!, protestaba mi abuela. ¡A 6,50 un pollo con congrí!

Al pasar por la Plaza del Cristo y justo en una Ceiba que había cerca de la iglesia; vi por primera vez unos pequeños hongos. Tanta lluvia había hecho que crecieran entre las raíces. Fui a coger uno de los hongos cuando mi abuela me dijo:

-¡No!, que vas a coger parásitos

Mi primo mayor estaba dando ya botánica en quinto grado y tenía un herbario incipiente. Trate de convencer a mi abuela que esos no eran hongos venenosos, pues no eran rojos ni tenían manchitas.

Me tuve que ir sin mis hongos.

Al llegar a casa, cruce y me fui a ver a mi primo y le dije que había hongos en un lugar secreto y que si me llevaba le explicaba. Mi primo se empezó a reír y le metimos a mi abuela el cuento de que íbamos a un recién estrenado Campo de Tiro de la SEPMI a tirar “pellets” Mi abuela nos dejó.

Llegamos al parque y no quedaba un hongo. Los niños del “Albergue“ que quedaba cerca habían roto y pisoteado la hierba de las raíces y estaban jugando al “comefango” o telepón, como le decíamos en la Marcelino.

Mi primo y yo nos envalentonamos y empezamos a jugar.



Al intentar hacer el “8” con el dardo –un pedazo de escoba con un clavo- perdí, pues el clavo chocó con una piedrecilla. Me tocó comerme mi bolita de fango…

De vuelta a casa empecé a imaginar el regaño que me darían, pues iba que parecía salido de un potrero. Cuando me lavé las manos –mal- y deje el manchón de fango en la toalla, mi abuela me sentenció: tú vas a coger amebas…

Esa noche tuve mi primera pesadilla de amebas. En ella, los bichos se deslizaban por las paredes y se me metían por la boca cuando me dormía.

No volví a jugar más nunca al telepón. Ni cogí amebas.

III

-Tienes amebas, me dijo a boca de jarro la doctora del Hospital Nacional a la que me llevaron en la ambulancia de la Lenin. Así que te vas 11 días de certificado médico.

Me quería morir. Imaginaba a mi mama dándome comidas sin azúcar ni nada rico. Yo ya sabía muy bien lo que era una ameba, así que me sentí culpable y castigado por mi pecado mortal: robar cubos de refresco del comedor de la beca.

Hablé con mi mamá y le dije que me dejara quedarme a dormir en casa de mi abuela, que nunca tenía tiempo casi ya de estar con ella. Recogí el mismo maletín de la beca y me fui haciendo una lista de todo lo que estar becado no me dejaba hacer y que iba a intentar hacer.



La lista:

- Ir con mi primo a la Peña de Poesía del Parque Maceo
- Oír rock con los peluos del Parque del Pescado
- Leerme un libro que me habían prestado con los “Cuentos de Amor” del Marques de Sade
- Ir a la Cinemateca de Cuba y ver un par de “clavos”

Hice eso y más. Pero nada como haber visto “Hiroshima Mon Amour” Salí del cine con una mezcla de sentimientos rarísimos. El mundo era de por si un poco enrarecido para alguien que estaba becado y salía de pase; pero aquella mujer me había perturbado con su nocturnidad sensual y las gotitas de agua de su piel eran para mi una verdadera provocación.




Emmanuelle Riva –miré el nombre nada más salir del cine- había vívido lejos de las amebas…


VI

Hoy en hace un día que parece de ciclón: gris. Esa calma que precede al tremendo chaparrón.

Me levanté y al coger un libro de fotografía digital que estoy leyéndome. Tiene tantos campos de aplicación que, en el camino al trabajo, dudaba cual me gustaría que fuera mi primera foto “seria”.

Me vino a la mente el telepón. Y Emmanuelle. Y un ciclón desde la altura de un avión caza-huracanes. Pero en realidad creo que no habría nada mejor que el enemigo invisible de tantos años: la Entamoeba Hystolitica…

Friday, October 13, 2006

Habana Llena de Gente

Aquí mi pequeño fan vid a Gerardo Alfonso (no soy cineasta, sólo devoto de la Habana)

Y por supuesto, a esa Ciudad tan llena de gente...



Fotografias: Antonio Alba
Música: Gerardo Alfonso

Thursday, October 12, 2006

Puente de la Hispanidad: Dia Ochentón, anglosajón y a mucha honra!

Aqui te va mi selección ochentona, fresona y todos los isótopos...
(Un guiñito a Trash Club & Other Lara´s Adictions, que es verdad que no todo fue Pink Floyd; tienes razón que bastante fresas-comercial-etc que oimos en Radio Marti con el programa de Salvador...)


(Buggles. Video Kills the Radio Star. 1980)


(Ultravox. Vienna. 1981)




(Culture Club. Time. 1982)


(Tears for Fears. Shout. 1983)


(the Cure. Love Cats 1984)


(Human League. Human. 1985)


(New Order. Bizarre Love Triangle. 1986)


(Pet Shop Boys. King´s Cross. 1987)


(Salt-N-Peppa. Push it!. 1988)


(Depeche Mode. Enjoy The Silence. 1989, la antigua...)


PD: A solicitud:

Para NOA: Bangles. Walk Like an Egyptian.
Task Force: Organizar todos los DVDs y CDs

Iba con entusiasmo... ¡Son "sólo" 1 TeraByte... !
Pero cuando he visto esto...




Y para rematar, fascinado con esto otro:

Wednesday, October 11, 2006

Memorias de la Vida Laboral (Parte II)

I
Una vez que logré dar el salto mental de que la Ingeniería Eléctrica había acabado para mí, todo empezó a verse más claro. Los “chavitos” que ganaba en la EMCE fueron ahorrados escrupulosamente, y logré tener los suficientes para poder comprar un pequeño PC 486-DX con que retomar mi perdida vocación de informático. Ahora faltaba el tiempo, los libros y la concentración

Tenía el dinero suficiente para vivir tres meses sin trabajar, que felicidad madre mía...



Pero tampoco quería holgazanear abiertamente. Punta Brava –donde vivía en ese entonces- era un lugar perfecto para dedicarse por completo a una cosa. Da igual cual. Es un lugar cerrado y lejano, que te libera de la tentación de darte un paseíto o cualquier otra cosa similar. Pero hay vecinos. Cientos. Miles de vecinos serviciales, curiosos e indiscretos. Así que cuando me compré el PC y lo traje a casa, me tocó recibir una interminable ronda de visitas casuales e inocentonas que sólo pretendían ver si me había traído Internet a casa. Tampoco me faltó gente con “y tu me puedes arreglar una que tengo allá en casa...” De más esta decir que era un PC de 1983 lo menos.

Así que metí el PC en el cuarto, aprendí a comer con pocas salidas al mercado y me hice del hábito de “salir a trabajar” cada mañana. En realidad estaba sin trabajo.

II
En aquellos días todavía estaba recién inaugurada en el Malecón la Agencia de Cooperación Española (AECI). Y que biblioteca tenía. Debo haberla recomendado lo menos a 100 personas.

Ahí estaban todos los libros de informática que necesitaba, ordenadores para practicar y sobre todo silencio… Me hice una rutina. De 10 AM a 2 PM estudiaría con los libros que no podía sacar. Luego a comer un pan con jamón inevitablemente en Obispo y por 50 centavos de dólar con su batido respectivo. Caminaría por la Habana Vieja lo mínimo hasta las 4:30 PM y en la tarde practicaría con los ordenadores hasta las 6:30 PM. Luego una guaguita del MINCIN hasta el Hospital Frank País. Todo esto lo repetía tres meses, día a día. Al llegar a casa dormía unas 2 horas y me levantaba hasta las 2 AM lo mínimo a programar con mi triste 486, que para compilar en Java y Visual Basic 6 se demoraba hasta acabar mi paciencia.

Era un PC magnifico, resistió de todo.

Así reaprendí nuevamente a programar. Diseño gráfico lo básico al menos –Photoshop, Flash y mucha teoría de diseño de interfaces. No perdía ni un minuto. En la guagua a casa leía los libros que me prestaban en la AECI: JavaScript, Java, El Uso del Scanner en el Diseño Gráfico, HTML, CSS… Los libros de O´Reilly se acumulaban en la cabecera de mi cama.

Nunca olvidaré un lanzamiento de “La Isla Infinita” que hicieron y en la que llegué a sentir que quizás no debía volver a tener un horario de trabajo rígido nunca más. Fue una decisión desde ese día.

También recuerdo el 4 de agosto del 2000, en Punta Brava oyendo el Concierto No 2 de Rachmaninov y feliz de haber podido instalar en mi cacharrito (que llamaba cariñosamente Shibka, como en Ulises 31) el DreamWeaver 2 y el Photoshop 5. Empezaba con el tema de hacer websites. Otra decisión: donde trabajará tenía que poder oír música. Sobre todo a Mark Knopfler, que en aquella época me acompañaba su CD a todas partes.



Tuve suerte. Alguien me presentó en el Capitolio a un español que quería hacer un sitio de su carnicería en Bilbao. Y pagaba 500 dólares. Me hice con el trabajo.

Estuve cerca de perder los párpados. No dormía y la cosa no salía bien. El día final llegaba. Recordé a los soldadores de la EMCE. Me dedique a estudiar aún más y pasaba menos tiempo en “tirar para alante”. Al final lo terminé y funcionó. El viejo consejo de los soldadores que trabajaban en la EMCE (más vale cortar una vez y medir mil veces que cortar mil veces por medir una vez) había salvado la cosa. Empecé a ganar confianza en mi mismo y otro punto a mi lista: donde estuviera, tenía que ganar dólares.



Decidí que era tiempo de volver a trabajar. Y mejorar mi PC. Le dije adiós a la AECI, la Habana Vieja y sus panes con jamón; y también al paseo por el Malecón para buscar la guagua del MINCIN. A todos ellos: gracias.

III
Le di el currículo a un amigo de la carrera que trabajaba en la EPROB. Fui a la entrevista –el salario era una mierda, pero no importaba; necesita una red y muchos PCs poder seguir avanzando- y empecé al otro día.

La EPROB era genial. Tenía guaguas, se trabajaba jornada intensiva, pues no tenían comedor y el AUTOCAD 14 lo sabía trabajar a la perfección. Me quedaba tiempo. La gente me gustaba. El patio de la EPROB era un oasis de tranquilidad para leer, darle vueltas en la cabeza a lo que me ocupaba (me recuerdo haciendo esquemas de bases de datos con los palitos de las ramas de los árboles) Me la pasé muy bien.

Recuerdo lo bien que lo pasé el día de la inauguración de la olimpiada de Sydney 2000. Estábamos en la Heladería Alondra del Boulevard –entonces nueva y brillante- comiendo esos sabrosos helados.



En el desfile que ponían en la TV, no olvidaré nunca que las dos Coreas desfilaban juntas con una rara bandera híbrida. Brindamos con la “Copa Sydney 2000”, al increíble precio de 1.95 dólares, por lo de siempre: salud, dinero y amor. En secreto, brindé por un buen servidor de dominio con que estudiar Windows NT 4.0

Aunque la red de ordenadores era una mierda, pero pude probar de todo: DNS, servidores web, bases de datos. Fueron 3 meses más de testing. Me sentí apto para el paso final. O casi. Era diciembre del 2000.

IV
Me entrevistó Frank Campos, antiguo director de un SOFTCAL (EPD) que era pura ruinas. Pero tendría Internet, trabajo en proyectos de portales de comercio electrónico y unas ganas de hacer cosas me inundaron. Frank: GRACIAS POR CONFIAR EN MI.





Trabajé como nunca. Coleccionaba los impresos que iba leyendo en el viaje de vuelta a casa y así fui llenando las lagunas que no estudiar la carrera me habían podido dejar. Era como una energía inagotable. Oía música, tenía horario libre, aprendía y aprendía…

Cada día usaba menos a Shibka, ahora superada por los PCs de SOFTCAL; pero de vez en cuando al llegar a casa le dedicaba unos minutos al viejo Photoshop. No podía perder la forma.

De verdad, me encantaba SOFTCAL. La gente me llegó a odiar de tanta exigencia que me imponía y transmitía a todo lo que merodeaba. Quería ser bueno. Sabía que había que ganar más, que barquear más –me lo repetían a mí alrededor día a día- pero no me importaba. Cada día entendía más y poco a poco llegaba a entusiasmarme lo que hacía.



En Julio del 2001 presentaba en METANICA y luego en el stand del GTI un portal de comercio electrónico que cambiaría el curso de mi vida para siempre. Era muy feliz.



Esa tarde, a Shibka la apagué para siempre. Gracias a ti también, mi cacharrito.

Saturday, October 07, 2006

El Final de "El Yuma, el Yelo y La Madre Patria"


(OST. Magnolia)

It's not
What you thought
When you first began it
You got
What you want
Now you can hardly stand it though,
By now you know
It's not going to stop
It's not going to stop
It's not going to stop
'Til you wise up

You're sure
There's a cure
And you have finally found it
You think
One drink
Will shrink you 'til you're underground
And living down
But it's not going to stop
It's not going to stop
It's not going to stop
'Til you wise up

Prepare a list of what you need
Before you sign away the deed
'Cause it's not going to stop
It's not going to stop
It's not going to stop
'Til you wise up
No, it's not going to stop
'Til you wise up
No, it's not going to stop
So just...give up

Friday, October 06, 2006

Cuentos de guajiros: El león entre mariposas




Una mariposa valiente y aventurera, con la pintada cabeza llena de
fantasía, le dijo a una mariposa artista:

- Voy a velar el bostezo de un león. Cuando abra la boca penetraré en
ella y libaré en el cielo de su paladar, donde he oído decir que existe
la miel del león:

Y la mariposa artista dijo:

- Vamos, voy a ver esa aventura.

Y llegaron donde un león. Y cuando el león bostezó la mariposa
aventurera entró por los afilados dientes, y ya en el cielo del paladar
desenrolló la trompita y comenzó a libar al tiempo que el león cerraba
la boca.

La mariposa artista no se apartó del lugar porque estaba velando el
próximo bostezo del león.

Y cuando el león bostezó de nuevo, la mariposa artista se introdujo en
la abierta boca para ver el efecto del color que hacían las alas rojas
y amarillas de la mariposa aventurera pegadas contra el cielo del
paladar del león, que era rosado. Y suspiró de gusto cuando vio tan
bello efecto.

Entretanto el león terminó su bostezo y atrapó también a la mariposa
artista.

El león que lo sabía todo y era justo, dijo:

-Ay, pobre de mi que moriré viejo y témido; y sin embargo qué bella
muerte tuvieron esas mariposas. Las dos murieron extasiadas.

Samuel Feijoo (1952)

Thursday, October 05, 2006

Pero si además de himno, tuviera Ave emblemática...

Días de Vino y Rosas.

I

Casi nunca me enfermo. Cuando eso sucede, mi organismo me da pistas y generalmente acierta: come arroz, acuéstate boca abajo... El estómago es mi talón de Aquiles.

Hoy a las 10 AM me dijo: recoge y vete a casa. Le hice caso.

Por el camino a casa entré a comprarme unas uvas y pan fresco (aquí se mezclan los consejos de mi cuerpo con otros venidos del viento, digamos) y esperando para pagar empezó a sonar en el hilo musical “A Horse With No Name” en la voz de Jimmy Webb de America.



II

Hace 14 años atrás estaba esperando el rutero 7 para Alamar. Los “sentados” estaba terrible de gente abanicándose. El calor de la parada de Kasalta era inhumano. La gente miraba la boca del túnel con una mezcla de aturdimiento y ansiedad.

El rutero dobló en la esquina y la angustia trocó en alivio. Me senté junto a la puerta a leerme un recién comprado librito de David Buzzi llamado Mariana y poco a poco la guagua se desvaneció y allí estaba yo en la Habana de los 60, en mi imaginación oscura y llena de gente vestida de uniformes. Algo me hizo volver. La muchacha que llevaba sentada a mi lado estaba silbando. Lo hacía bien, con maestría. Pero no identificaba la canción.

Una y otra vez la melodía.

En aquella época yo tenía una capacidad lamentablemente perdida hoy: hablar con alguien desconocido. Así que le pregunté por la canción.

Nos reímos. Me preguntó quien era Buzzi. Y yo que a quién silbaba.

- David Buzzi, escritor cubano; mucho gusto.
- Bruce Hornsby and the Range, cantante y compositor norteamericano.

Nos dimos la mano y nos reímos aun más. Como se reía. Me contó que se “había echado” los turnos de la tarde para ver Hook en el XI Festival. Le había dicho a la profesora que tenía diarreas y que le habían caído mal unas croquetas.

Bajamos en la Avenida de los Cocos, en Alamar y nos fuimos a ver la película. Seguía la risa pero ahora con Robin Williams.

Me hacía bromas con Julia Robert y oí todos los chistes feministas que puedo aguantar en un solo día.

- ¿En qué se parecen un hombre y un tubo de pasta?
- Grrrrrr...
- En que hay que apretarlos para que suelten la pasta...

III
Había una escena memorable en que el Peter Adulto de Robin Williams evoca un conjuro que logra materializar una mesa fastuosa y de colorines: surrealista. No recuerdo más de la película, pero la ovación del cine fue unánime, el estruendo total...



El XI Festival es un cine de barrio en medio de una ciudad satélite. Se fue la luz y me quede sin ver si Peter Pan rompía lanzas por un beso de Campanilla.

Al salir, los coloridos manjares no aparecieron. Ni el rutero. Pero nos reíamos todavía...

IV

Empezamos a vernos en la parada de Kasalta. Su padre era inventor nato, y en su casa había ese maná del cielo urbano llamado antena parabólica. Le gustaba por sobre todo un disco de America, pero nunca lo ponían en VH1. Madonna y Elton John estaban en auge. Y yo seguía oyéndola silbar a Bruce cuando nos sentábamos a comer las cosas que conseguíamos en las cafeterías de Alamar. “Cientos de años, miles de días...” como decía parodiando su “rollito de proyector” preferido.

Y seguíamos echándonos los turnos viendo el VH1. Los chistes feministas mutaron a chistes sobre comida. Creo que nos escondiamos de una Habana de los 90 donde sólo se hablaba de comida. En los sueños de mucha gente flotaba un banquete como el de Peter Pan.

Una tarde estábamos comiendo unos patitiesos espaguetis cuando empezó a tocar Bruce Hornsby su “The Way It Is”

Fue un éxtasis total. Tocaba en el brazo del sillón los supuestos acordes de la canción y yo me reía muchísimo de aquella pianista entusiasmada que tenía diarreas cada vez que estrenaban una película en HBO. Nos pusimos a cantar las canciones del programa y la risa y la risa, hasta que se fue otra vez la luz.

V
Mi amiga esta ahora mismo lejísimo. Chateamos y me río. No sé si tendrá ganas aún de comer aquel tremendo festín. Desde aquí no te puedo tirar cake, lo siento. Pero me voy a poner a tocar en el brazo de mi sillón con el 1, 2, 3 y...

Wednesday, October 04, 2006

Cuando algunos fuímos peluos



Many dreams come true
And some have silver linings
I live for my dream
And a pocketful of gold.

Mellow is the man
Who knows what hes been missing
Many many men
Cant see the open road.

Tuesday, October 03, 2006

Marcelo en la Madre Patria: Aftermath

Hoy me levanté oyendo a Jim Morrison. Hacía muchos años que no estaba de ánimo para ser yo mismo a las 7 AM a la vez que Morrison balbucea sus “This is the end, beautiful friend” y yo me quede inerte. Creo que ya en Cuba no podía oírlo sin sentir la sobrecogedora fuerza de sus versos… El CD durmió en gavetas y gavetas, allí donde ciertas fotos...

Dios mío ese “The End” allá por el 2003...



Y sin embargo, yo lavándome los dientes a la vez que mirando los claros que van ganando terreno en mi pelo. Allá lejísimo –treinta años- Jim se entrega a su hybris. Esta pasando el tiempo para mi claro, Jim es eterno…

Pero también es verdad que el bálsamo de las horas va sanando rebanadas y llenando cavidades. O eso cree, con poco entusiasmo y muchas lagañas, Marcelo:

I
Si, es verdad que el tiempo pasa; que no se puede arrastras las anclas del pecho eternamente sin que algún día venga un amanecer que te sorprenda con su luz y tú veas en todo su detalle el amplio surco que has dejado atrás en tu empecinamiento…

En el surco hay un interminable desfile de días. Sepultados o destrozados por el peso de las anclas, se han ido. Tan estérilmente, pero se han ido. Pienso en la niebla que a veces llena mis ojos cuando miro adelante… En esos días Pink Floyd y Led Zeppelín alternan sus imágenes cuando me voy rumbo al trabajo.




Es otoño… Siempre poniendo unas hojitas en mi camino, que suelo ver revolotear con no sé que extraños patrones y dibujos en el aire; que me recuerdan a mi, a ti que ahora lees, a Casal en su piso 27 en Toronto, a mis padres leyendo los escasos correos que me animo a escribir… Y por supuesto, a una niña que juega con un conejo que voló de China a la Madre Patria sólo para luego seguir viaje a Cuba e irse a dormir todas las noches con esa niña; que si, es mi hija.

Mi hija que ya sabe pintar casitas con bombillitas llenas de unas rayas que según recuerdo yo y quizas tú también pintamos... Hablamos por teléfono, cuenta hasta 20 conmigo y alguna que otra vez pregunta inocentemente por que tengo que colgar.

En mi cartera hay una foto donde mi hija juega con una hojita también; sentada en aquel sillón junto al árbol de guayaba, sin hojas. El otoño ha llegado allí también, pero llueve.

III

Should I fall out of love, my fire in the light
To chase a feather in the wind
Within the glow that weaves a cloak of delight
There moves a thread that has no end.

For many hours and days that pass ever soon
The tides have caused the flame to dim
At last the arm is straight, the hand to the loom
Is this to end or just begin?




*all of my love, all of my love, all of my love to you. (repeat)

The cup is raised, the toast is made yet again
One voice is clear above the din
Proud aryan one word, my will to sustain
For me, the cloth once more to spin

Chorus

Yours is the cloth, mine is the hand that sews time
His is the force that lies within
Ours is the fire, all the warmth we can find
He is a feather in the wind

Chorus

VI
Supongo que lo justo sería contar aquí una larga saga de trámites, pifias, sortilegios –fallidos y otros no tanto; toneladas de papel y fotocopias que como orcos de Sauron me persiguen y perseguirán para siempre… A lo mejor sería hasta útil. Si, esta todo solucionado: trabajo, papeles y toda la lista de siempre. Incluso, queda la música, como diría Aute.

¿Cómo puedo ser amargo con tanto confeti de mi lado, con tanto folio acuñado en el horizonte?


V
¿Importa algo quien es Marcelo? Miro a mí alrededor. Creo que no, es uno más; la Madre Patria es un barco que nos ha recogido. Compañeros de naufragio vamos todos en ella.

Allí en la proa esta alguien que conozco imaginando una empresa con que dejar de preocuparse por el próximo despido. Por los fanales vagan los náufragos que persiguen inútilmente los fantasmas del consumo, tristes corren tras una TV por cable o una crema que les quitará años y años a su piel… Y tantos, tantos; marcando el paso o remando, conservando sus manos y su alma lo mejor posible; ansiosos de llegar a casa y sentir aun la delicadeza de los pétalos de las flores que en secreta disidencia cultivan.

Y luego el espanto que me causa la larga cola de extranjería, llena de dramas insolutos y angustias nocturnas; atrapados todos en esa especie de monstruosa red que arrastra la nave de la Madre Patria en su azaroso navegar con la proa invariablemente rumbo al Dinero y la Opulencia...


VI
No hay finales felices o tristes, pues en realidad nada acaba del todo realmente. No hay aftermath; sólo una gran mesa llena velas apagadas, lanzas rotas y alguna que otra rosa. Borrones y folios en blanco.

Pero me quedo con este final imaginario en que cómo el erizo de cierto animado, voy una y otra vez a visitar a un amigo lejano –que sería el oso del cuento- mientras llevó a mi espalda el enigmático atillo. Al igual que él, mi vida avanza a una rara distancia de lo que me rodea, sólo entrenido en ocasiones con lo que encuentro en el fondo de ciertos pozos: estrellas y ecos.

Entonces aparece una y otra vez el Caballo Blanco.



Buscándolo entre en la niebla voy. El final posible lo narra el cuento: estoy sentado a su lado al calor del fuego, pero me pregunto una y otra vez en un minuto infinito, que será del Caballo Blanco; allá en la Niebla…

Y es que ahí están los libros de Vallejo, el árbol de guayaba y los dibujitos de mi hija para recordarme: el momento más terrible de mi vida no ha llegado todavía.

Ahora lo sé tan bien…

Saturday, September 30, 2006

Sunday, September 24, 2006

En el año del V Centenario aquel...

I
Llevaba 3 años viviendo en el Guiteras cuando pasé por primera vez por la Casa de la Cultura. Venía con mi papá de comprar sellos en COPREFIL de la calle Obispo -¡como perderme aquella colección de “los cetáceos” de 1984!- cuando la 21 lanzo un último suspiro en el mercado Vía Túnel.




En aquellos años (1985) aun el reparto era un lugar semidesierto, surcado por salideros de dimensiones amazónicas e insondables profundidades; sólo interrumpidos a veces por los matorrales de aroma y la impenetrable hierba de Guinea donde hoy están los “12 plantas”.

La calle frente al mercado estaba con sus 23 cm. de agua de albañal –los de rigor, era temporada de seca en aquel octubre- por lo que nos aventuramos por calles que nunca había visto. Mi papá me contaba que aquella era la zona del Guiteras donde tenía Batista su casa cuando de pronto se rompió el silencio de la breve tarde: estábamos cruzando un mar de aserrín de una obra cuando vi en plena calle una clase de guitarra animadísima y desafinada. Intentaban tocar La Bayamesa.
Nos acercamos a ver y allí estaba lo que yo tanto buscaba por aquel entonces: “Curso de Pintura al Gouache y Óleo” Averiguamos y el instructor me dijo que ya había pasado el plazo de la convocatoria, pero que si pasaba una prueba de aptitud el jueves siguiente, me aceptaría.

Eso ya estaba hecho, pensé. Después de haber pintado tantos “rollitos” de Voltus V y delfines del libro Mamíferos de Cuba, ya tenía mi puesto entre los más notorios pintores del Bahía.

II
Llegó el día de la prueba. Me había leido todo un libro de técnicas con gouache que me había prestado mi amigo Hubert, otro artista del rollito y reconocido esteta de Mazinger Z; así que no había nada que temer.



Tuve que pintar una guitarra y un búcaro en una silla. No había como ser Botero o Matisse sin pasar por esto…

III
El instructor no quedó muy convencido con mi galaxia de borrones y rayas. Pero mi papá lo convenció. No sé bien como, pero lo logró. Así que allí estaba yo tarde tras tarde aprendiendo acerca de mi poca capacidad para el arte gráfico. Pero era feliz. Me sentía parte de una secta. Mi amigo Hubert me miraba con ojos de admiración cuando le explicaba las técnicas del gouache y esotéricas nociones como punto de fuga y perspectiva. Cuando otros se iban a casa de Puppy Papalote a comprarse un “coronel”, yo me dedicaba en casa a mirar la “Gitana Tropical” y las reproducciones de Portocarrero y Ponce de León (fetiche del instructor que decía que todo aquello era que el hombre no tenía dinero para otros colores)

Poco a poco fui sustituyendo mi falta de vocación con horas y horas de práctica. Mi mamá enseñaba mis pastiches de Antonia Eiriz con ese sólido orgullo que sólo se siente por un hijo.

En la clase final, y bajo un aguacero de junio caliente y sonoro, el profesor trajo unas láminas de arte precolombino conque nos enseño a usar plantillas sobre el lienzo. Me quedé hasta casi las 8 PM intentando pintar sin éxito la Piedra del Sol, haciendo un intento tras otro logro un sol que recordaba al de la canción “Marinero Quiero Ser”.

Cuando recogía para irme a coger la 21, el instructor me dío la mano y me alentó a que practicara. Cogió unos pinceles, tres laminas, dos cajas de pinturas “Pelican” y unos 6 metros de lienzo. Hizo un paquete con hojas de Bohemia, que abundaban en el estudio, y me dijo: “En Octubre cuando empieces segundo, quiero ver un Quetzacoatl, no una ballena con dientes” y se echó a reír.

Me convencí que no debía coger más los pinceles. Al llegar a casa, guardé el bulto atrás de unos libros y di por cerrado mi capitulo pictórico.


IV
Pasaron los años. Hubert se fue a un tecnológico a estudiar Diseño Industrial y yo a duras penas sacaba la asignatura de Dibujo Técnico de tanto tiempo que le dedicaba a la poesía de Vallejo, los autores del realismo socialista, O´Neal y Faulkner. También a las muchachas de doce grado de la generación de los 6 años, élfica fuente de sabiduría que descubrí en el comedor de la Unidad 1 y sus largas colas del comedor.

Si, Shojolov proponía lo que me parecía un “hombre de verdad” y “La Madre” de Gorki resultó ser un tremendo libro que las muchachas de doce –no recuerdo haber ido tras un canto de sirena como este, lo sabían todo y yo quería aprender- no dejaban de mencionarme. Mi primo, Hubert y todos los que conocí en la secundaria fueron reemplazados por estas nuevas compañías que lo mismo me enseñaban a bailar una rueda de casino que entender los versos de Vicente Huidobro. Yo repetía mis Quetzacoatl en las libretas, ahora que habia dejado atrás mis deseos de saber pintar, las ballenas con dientes pasaban por dibujos de alguna calidad. Me divertía en el fondo del D4 enseñando aquellos bichos mientras ponian a U2 en la UNITRA 74 de la Unidad.

También me hablaban de Iron Butterfly o de que Al Stewart cantaba un “Year of The Cat” que ponía buenas las fiestas; no ese Air Supply que era una versión de baja calidad de los Bee Gees.



Yo creo que sólo lo decían para verme defender con sentimentalismo aquella ancla sonora a mis amigos de la secundaria, pues cuando las muchachas se marcharon con sus pullovers de XV Graduación se llevaron el recuerdo de una Air Supply Session que se organizó en la Unidad 1 y que con lágrimas corearon el “The One That You Love” de tantos laboratorios de inglés que aun recuerdo y recordaré. Alguna ballena con dientes se escabulló en mis autógrafos de despedida.

No me da pena decirlo: a veces creo que la muela bizca la escriben aquellas personas que conocí en aquellos años, y yo sólo soy un médium flexible a sus voces; que vienen del pasado a recordarme que mi bosque preferido se llamaba “de la Amistad”...


V
Cuando me gradué me vi sin mucha “ropa de calle”. Mi madre reunió pesos y retazos en un intento de hacerme lucir lo mejor posible. De aquel inventario y requisa resucitaron los metros de tela de lienzo que habían dormido durante años acumulando polvo y fragilidad. Los pantalones de McHammer estaban de moda y el lienzo teñido no quedaba tan mal…



VI
En la Universidad todos los caminos llevan a Coppelia. Una tarde de 1992 había un calor insostenible cuando Zenia y yo nos fuimos a comer unos helados. La cola era infinita, asi que empezamos primero ella y luego yo el inventario de las caras que te puede quitar 3 horas bajo el sol.

Allí estaba Hubert, a sólo hora y media de los helados.

VII
Estuvimos toda la tarde hablando. Me contó que lo habían elegido por la UJC a viajar a México. Era algo llamado Aventura ’92 y que en esencia había sido un viaje en un barco llamado J.J. Sister por varios países. Las anécdotas se sucedían; pero al final fue llegando el lugarcito y el espacio para recordar los rollitos, los charcos del Guiteras y nuestros risibles ideales de pintores.

También había traído Hubert dos mochilas de ropa que le habían regalado. Así que luego de dejar a Zenia en casa, volvimos a cruzar el acuático Guiteras para ir a ver un pitusa negro y dos camisas que según Hubert me quedarían mortalísimas…

Oíamos Air Supply y mirábamos las hierbas de Guinea moverse en su perenne danza.




VIII
Hubert me compró el lienzo y yo la ropa, quedamos empatados.

El lunes siguiente me estrené el pullover, pocas cosas he llevado puestas con tanta satisfacción…



Era una Piedra del Sol en colores dorado-amarillo sobre un fondo negro. Igualita a la camisa de Russell Hitchock en The One That You Love, pero en vez del tigre estaba la piedra.

Y abajo una glosa salida del más negro humor mexicano:
MECAGÜEN EL V CENTENARIO

Saturday, September 23, 2006

Roadmovie: El Yoyin en Via Blanca

La Muela Bizca proudly presents una vez más por cortesia de Gautier Prod, un roadmovie en la Vía Blanca. Coger botellas... en fin, la nostalgía lo embellece todo.

Asi que, un piquete, un origen:



y un objetivo: Matanzas



El final, que lo cuente Yoyin...

Friday, September 22, 2006

Si la Muela Bizca tuviera un himno...



No
No tengo que cerrar los ojos para ver
Para ver aquella tarde en que Noel y yo cantábamos
Y nos interrumpían pidiéndonos
Canciones de Manzanero

No
No tengo que cerrar los ojos para ver
Para ver las servilletas del Hotel Nacional
Decorando el Congreso Cultural
Que las pusieron lindas casi psicodélicas y todo
Pero ahora se han descosido
Las puntas y ya no es fresco comer ahí

No
No tengo que cerrar los ojos para ver
Para ver las medias de hilo tan mal hechas
Que se hacen las muchachas
Que no pueden ir a Londres a comprarlas

No
No tengo que cerrar los ojos para ver
Para ver a los pobres muchachitos
Que arreglan como pueden sus pantalones
Y los convierten en campanas
Sordas o sórdidas

No
No tengo que cerrar los ojos para ver
Lo mal que tiñen nuestros tintes
Que se le caen de la ropa a las muchachas
De cintas que quisieran ser tan brillantes
Como el eastman-color
Porque quien que haya visto
"Juego de masacre" no ama el color para siempre

No
No tengo que cerrar los ojos para ver
No tengo que cerrar los ojos para ver
Lo que es nuestra moda a go-go
Nuestros peinados
Nuestros estilos de bailar siempre a la
Retaguardia de cualquier extranjero

No
No tengo que cerrar los ojos para ver
No tengo que cerrar los ojos para ver
Que nuestros jóvenes
Quieren esas cosas
Que para verlas tengo que cerrar los ojos
Y pensar el futuro
No tengo que cerrar los ojos para ver
No tengo que cerrar los ojos para verlos
Ahora a ustedes apenas dentro del pequeño espacio
De mi guitarra rompiéndose el alma y las manos
Para vivir en un país de buenas servilletas
Pantalones de campanas sonoras
Y colores que hagan palidecer a Europa
A Europa misma, sí
A Europa
¡No tengo que cerrar los ojos para ver!

Silvio Rodríguez (1969)

Saturday, September 16, 2006

El chistecito y la járana

I
Había una vez un programa llamado "El programa de Ramón".
Había una vez que hicieron un chistecito:

Entra un hombre a una tienda y pregunta a la empleada:

- Oye mi niña, tu
tienes ahi un perfume bueno bueno, mira que tengo que hacerle un regalo a la
jeva

la empleada lo mira de arriba hacia abajo y le dice:

- Mira
mijo, guele ete a ver si viene bien, anda.

El hombre destapa el frasco y
luego de olfatear impudicamente pregunta:

- Oye mi niña, ¿y esto cuánto
vale?
- 80 pesos mijo

El hombre pone expresión contrariada.

- Oye mi niña, ¿y esto que cosa es por dios?
- Mira mijo, eso e un
Alicia Alonso, ¿tú me oistes tuniño? Un Alicia Alonso.

El hombre mete la
mano en el bolsillo y pone un billete de 3 pesos sobre el mostrador.



- El Hombre sonríe satisfecho: mi niña, ¿Y no tienes por ahi un Rebeca Martinez?



II
Con la járana, se acabo el programa. Para siempre. Como dirian los Van Van, Chirrin Chirran...

Friday, September 15, 2006

Fito Paez y Mister Postman

I
En 1986 nadie rompía un micrófono, nadie se tiraba sobre un piano. El Karl Marx era tan solemne como una tribuna y los de mi generación no podiamos creer que alguna vez ahi Billy Joel había cantado su "Only the Good Die Young" ante los que alguién había marcado como inmunes al diversionismo ideológico.

El 1978 es algo turbio en mi memoria. Recuerdo el primer TV en colores que haya visto transmitía una verdosa inaguración. Aquella malententdida flor que proliferó en la avenida Salvador Allende (nombre que sólo tiene en el mundo triste de los papeles y la burocracia, en el de los amigos y las citas siempre fué Carlos III) se me quedó en la memoria el conmovedor día que subí la escalinata de la Universidad. Yo no sabía aun escribir ese día que mi padre me mostraba orgulloso su recien ganado título universitario. Mi papá cantaba en L´Ward algo que luego supé que era Mister Postman de los Beatles y yo secuestraba una lagartija de entre los marpacificos.



Nos reiamos mucho en 1978. A lo mejor eran los colores de la flor.

II

Nadie conocía a Fito. Mi invencible primo si. Luego de discutir entre irnos al "Felix Elmuza" (otra vez los rebautizos) a ver a los "breakers" echarse sus retos o ver a este argentino salido de dios sabia donde. Ese día, como siempre, llovió.

Llegamos al final al Carlos Marx. Y ahi estaba Fito que parecía haber venido desde Argentina hasta la Habana bajo el agua que caía fuera.

Se hizo el silencio de los conciertos severos. Todo de rigor marcial.

Se encendió la luz y sobre el piano, con ademanes inauditos; Fito llegó a mi vida dando giros... Mi padre lo veia en la TV y se reía pensando un "ese argentino esta loco", con dedito en la sien y todo.



III
Al final la flor de cinco colores terminó dando un raro fruto: la Globalización, a Fito... Bueno, la verdad es que lo extraño de cuando era "El Fito", como lo bautizó mi primo.

Mi padre se retira, menos mal. A ver si tiene tiempo de ir a ver las lagartijas y los marpacificos.
Julian del Casal y El Yelo
(Aftermath I
)


Ya hasta una lata vacia carga con su propio Karma: dios mio, el aluminio se
recicla y lo que hoy es una lata de Ciego Montero, mañana será de Coca Cosa...
Marcelo de la Madre Patría


I
Hoy ha llegado ese día en que yo, Casal del Yelo, he recibido por correo un paquete de Ottawa informándome que mi aplicación de ciudadanía ha sido recibida. Después de haber vivido tres años y un día en Toronto como residente, pagando cívicamente mis impuestos y sin delinquir, soy elegible como posible ciudadano. El proceso tomará de 12 a 15 meses después de los cuales seré llamado para verificar mis habilidades con el idioma, mis conocimientos de historia canadiense y hacer mis votos de fidelidad a Canadá, luego de lo cual seré elegible para un pasaporte.

Cuando leo o escucho las historias de otros emigrantes, cubanos o no, me doy cuenta de cuan sencillo fue mi proceso de migración. Historias de fugitivos azotados en la espalda en juicios sumarios; historias de familias peregrinando las selvas de la Panamérica con sus hijos en brazos, sorteando serpientes ponzoñosas y tropas guerrilleras; historias de tiernas adolescentes, engañadas en su inocencia, robadas de su infancia y vendidas como esclavas; historias de amores separados por los mares y el tiempo con la promesa platónica de amarse sin que los cuerpos se besen.

Tantas historias de gentes que arriesgan tanto, que ofrendan tanto a la incertidumbre con tal de venir al Nuevo Mundo a recomponer sus vidas. Frente a todos estos heroísmos mi historia de emigración se me presenta como banal, mis protestas, majaderas, y la ciudadanía menos merecida.

Oh, Canada –sin tilde en la a - yo no soñaba contigo!. Yo no pensaba en ti, yo ni siquiera sabía que te decían El Yelo. Para mi eras solo la extensión de Estados Unidos, un poco más fría y mucho más desierta; el bosque de cedros a donde los hombres barbudos se iba a trabajar como leñadores para ganar dinero; un preámbulo verde del Polo Norte; el jardín difuso al sur de los iglús.

Canadá, con su bandera roja y blanca, su sirope de arce y su policía montada, no tenía nada que ver con mi historia, hasta que un buen día sin yo esperarlo, un amigo que se había quedado en un viaje, haciendo honor a la vieja amistad que nos unió en Cuba con esa fidelidad que solo se encuentra en las novelas de capa y espada, me propuso ayudarme a emigrar a Canadá.

Es cierto que el proceso duro 2 años y es cierto que me pareció interminable, pero donde quiera que encontrara una traba, tuve un amigo que me ayudara a salvarla, y si no lo tuve, bastó con tener paciencia y esperar. Nadie me persiguió viciosamente; ningún peligro amenazo mi vida; nadie me forzó a trabajar por migajas; ningún amante se quedó agitando su pañuelo por mí en el puerto.

Pero aun así, cuando trato de recordar el proceso o la partida, el primer sentimiento que aflora en mí es la ansiedad, el segundo la angustia y juntos invocan a la tristeza que me ha acompañado en estos últimos tres años de mi vida.

En el paquete de Ottawa incluyeron un folleto con la información básica que debo aprender: la historia de Canadá simplificada y mis responsabilidades como ciudadano. En su carátula satinada ondea la bandera roji-blanca con su hojita de arce.

“Oh Canada, si ya he perdido mi patria una vez, serás capaz de creer mis votos de amor cuando recite de memoria las 15 páginas?” Los acordes de Satie vuelven a mis oidos...







II
Como ya dijo el autor de “Cartas a Eduardo”: decir adiós a La Isla es un acto de pujanza dolorosa. No lo quiero recordar. No quiero recordar tantas despedidas amargas, tantos lugares de los que uno se tiene que arrancar y alejarse paso a paso como sacrificio expiatorio, prueba de fuego, expresión extrema de la seria vocación de emigrante.

No quiero recordar a mi amiga la Rata descalza, irse poniendo pequeña en la puerta de su finca diciéndome adiós, mientras yo tengo que seguir alejándome, volviéndome a cada segundo para verla, con las lágrimas escondidas detrás de las gafas, cada vez más pequeña y mas lejana, para luego seguir andando, con las sandalias pesándome como plomo.

No quiero recordar la triste, feliz y breve velada de mis amigos los Ciervos, donde si viví el dulce-amargo de las muertes anunciadas; donde el tiempo fluyó demasiado de prisa y no supe bien si quería conversar o sólo quedarme abrazado a cada uno de ellos en silencio por largo rato.

No quiero recordar el decir adiós a mi madre, ni recordar como me fui “arrastrando la maleta absurdamente, mientras esta mujer que me ama tanto sonreía amargamente y temblaba por no llorar".

No quiero recordar el último café en el aeropuerto, la última confesión desesperada de creer que estaba errado, ni la voz tranquila de mi tía tratando de darme ánimos.

No quiero recordar el último beso a mi padre antes de pasar a la aduana en el aereopuerto, ni el decir adiós con la mano entumecida antes de pasar por aquella puertecita infame - portal del adiós definitivo - esa frontera de cartón tabla que separa lo que fuimos de lo que ya no le quedan a uno ganas de explorar.

No quiero recordar la espantosa ventana de cristales desde donde mi familia seguía diciéndome adiós, mudos, lejanos, última imagen sádica de lo que se entrega, de lo que entonces se presenta como un gran error, el gran error, amargo y fatídico; ni como yo me volvía a cada tres pasos y aun cuando solo les veía los pies, seguía agitando la mano por si lograban verla.

Nada de esto quiero recordar. Quiero llorarlo por última vez, bien profundamente, y quiero que el recuerdo se ahogue en mis lágrimas. Que se extinga, que se lave, que se borre de mi memoria. Quiero que mi ángel de la guarda me bendiga con esta pequeña amnesia, que me regale esta pequeña dosis de ignorancia.

De la partida, solo quiero recordar el día anterior, cuando fui con mi primita a la playa. Quiero recordar lo feliz que Adriana estaba, su risa infantil y su tos divertida cuando tragaba agua salada. Quiero recordar cuando la enterré en la arena y le moldeé una cola de sirena adornada con algas. Quiero recordar el sabor a sal y piedra en mis labios, el agua escurriéndose bajo mis pies y la calidez de su mano en la mía - tan infantil - mientras caminábamos por la orilla del mar en silencio.

Quiero recordar el sol en mis hombros, el sonido de las olas, y el pelo de Adriana, lleno de arena. Algunos dias son bellos sólo porque logro volver a recordar, sonriente, su rostro...