Monday, December 01, 2008

Qué hiciste abusador(a), que hiciste

Me quito el sombrero, pisicore!!!!!


Wednesday, October 15, 2008

Un poco más viejo y pensando en ti...




...y es como estar en el Starbucks
contigo
con sólo cerrar los ojos, mi amor, vuelven las magias todas...

¿Lo disfrutamos juntos?

Tuesday, August 12, 2008

And if you must, go to work - tomorrow
Well, if I were you I really wouldn't bother
For there are brighter sides to life
And I should know, because I've seen them
But not often ...

Morrisey


Unos 25 años después: "Cuentos de la Selva"


I
Por la mañana voy riendo -a veces- pensando en mi musaraña favorita. Sólo a veces, es verdad.

También pienso en otras cosas. Es muy propio de mí encontrarme con una idea ponzoñosa y jodida que me agarra cuando voy así tan despreocupado en una guagua por Madrid a las 8:30 AM. Una idea blanduzca y arrollada en si misma, como aquella yararacusú del cuento “A la deriva

Una idea que puede ser un recuerdo de alguien que ya no veré; o que de pronto aquel hombre se parece con su yeso a mi padre atribulado con un periódico en una parada cualquiera o simplemente el recuerdo de mi hija allá en su cama a esa hora durmiendo.

Bueno. Me salva la musaraña.

Río.

De todos modos esta bien la sensación de las patitas de la musaraña…


II
Hoy, sin embargo, levanto la vista y veo frente a mi al hombre mas triste que he visto en mucho tiempo. Y mira que los hay aquí por cientos, por miles…

Me es difícil dar ese premio.

No hay nada en él que llame la atención en especial. Tiene un pelo medio corto y que empieza a mostrar las primeras canas. Y una corbata fea como sólo puede serlo una corbata.

Mira por la ventana, como yo mismo tantas veces; con ese tedio propio de ir a un trabajo de factotum, uno que no quieres ir pero tampoco puedes dejar. Cash or charge y todo lo que aplasta.
Algo me dice que en su vida no hay ni una sola musaraña. Ni una.

Pero lo miro asombrado: lleva en sus manos una amarillenta edición del libro de Quiroga.

Mi curiosidad se cambia en tristeza cuando compruebo que a ratos lee, justamente, el fatídico cuento.


III
(…)
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.

El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pucú? Acaso viera también a su ex patrón mister Dougald, y al recibidor del obraje.

¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.

Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente.

(…)

IV
Tal vez oír The Smiths a esa hora tampoco sea muy buena idea. La musaraña podría espantarse con esos versos de Morrisey sobre besos bajo puentes de hierro y cosas que no vuelven.

Dios mío, ¿por que dejamos que nos llenen la cabeza de mil cosas inútiles, amargas? La musaraña esa con sus ojos preciosos y su tersa piel me ha demostrado de sobra que es frágil y sensible a estas cosas; así que no me extraño verle salir disparada. Saltó hacia algún árbol de la Avenida Castellana; huyendo de ponzoñas, puentes de hierro y sobre todo miradas como la de aquel hombre emponzoñado por sabe dios que serpientes del alma.

Miré mis manos. Yo ya no estoy triste, ni envenenado; mucho menos quiero andar a la deriva. Y esos pensamientos... Pero por ahí están las yararacusú; siempre a la espera. Así que miro a los árboles buscando mi musaraña, le dedico una sonrisa con la esperanza de que vuelva.

Dios. Cuanto horror y moraleja hay en esa historia. Ese hombre del cuento moría y sus pensamientos eran sobre un compadre con el que no se trataba ya, un ex patrón –no quiero ni pensar en la moderna versión del mío; y mientras todo aquel veneno que le acaba con las fuerzas iba entumeciéndole los músculos, la respiración y la Vida.

El horror esencial del cuento no es ya hoy para mí el morir por el dolor de la mordida de una serpiente en el camino; sino todo ese largo desvarío mientras vamos a la deriva carcomidos por el veneno. Horacio le dio un final tan trágico a su cuento…



V
(…)
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. ¿Qué sería? Y la respiración también...

Al recibidor de maderas de mister Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un viernes santo... ¿Viernes? Sí, o jueves...

El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
—Un jueves...
Y cesó de respirar.

V
El hombre y yo nos bajamos en la misma parada y entramos al mismo edificio.

Planta 4 -dijo. Marque su 4 y mi 2.

Me lo imagino tecleando y le pido mentalmente que piense en los guacamayos y no en la serpiente, que cuando mire al patio de luz vea un pajaro cualquiera que le acompañe y no los amargos charts de la bolsa que hoy estan todos rojos y haciendo curvas, como la serpiente...

Miro el reloj. Son las 11 de la mañana y sigo con Morrisey cantando algo así como:

Fifteen minutes with you
Oh, I wouldn't say no
Oh, people see no worth in you
Oh, but I do.
Fifteen minutes with you
Oh, no, I wouldn't say no
Oh, people see no worth in you
I do.
Oh, I ... I do
Oh, I do
Oh, I do
Oh, I do


La sonrisa funcionó: la musaraña esta ahora en la ventana mirándome teclear...

Monday, April 21, 2008

Ante los convites




In my life
Why do I give valuable time
To people who don't care if I live or die ?

(...)

In my life
Why do I smile
At people who I'd much rather kick in the eye ?

Thursday, April 03, 2008

En este momento que se va a ir...

She's been a long time on the phone
Courting disaster in an undertone
She's feeling nostalgic
and feeling that fall
How could anyone ever fight it
Who could ever expect to fight it when she
Builds that Wall


Maybe it's one where time will tell
Maybe it's one where it's just fare-thee-well
I hear her coming
As she walks down the hall
How could anyone ever fight it
Who could ever expect to fight it when she
Builds that Wall


I know the choice is made
I can tell, I said
By your guilty face
And I never was one to fight it
How does anyone ever fight it


You couldn't pin this one on me
You knew my thoughts so far as I could see
Well, I'd say it's hopeless
But you make the call
'Cause I never was one to fight it
And if given the chance I guess I'll learn to
Build that wall


Ahhhhhh
Ahhhhhh Build that Wall
Ahhhhhh Build that Wall
Ahhhhhh Build that Wall
Ahhhhhh Build that Wall
Ahhhhhh Oooooooooo Build that Wall
Ahhhhhh Build That Wall

Tuesday, April 01, 2008

Bukito: I

(...)yo solía jugar un juego conmigo mismo un juego llamado isla desierta, y mientras estaba tirado en la cárcel, en la clase de arte o caminando hacia la ventanilla de diez dólares en las carreras, me preguntaba, Bukowski, si tú estuvieras en una isla desierta, tú solo, y nunca ser encontrado excepto por pájarros y gusanos, ¿tomarías una vara y rascarías palabras sobre la arena? Yo tenía que decir no, y por un rato esto resolvía un montón de cosas, y me dejaba seguir adelante y hacer un montón de cosas que yo no quería hacer, y me alejaba de la máquina de escribir y me ponía en el pabellón de caridad del hospital municipal, la sangre corriendo fuera de mis oídos, de mi boca y de mi culo, y ellos ahí esperando a que yo muriese, pero nada pasaba. Y cuado salía me preguntaba otra vez, Bukowsky, si estuviertas en una isla desierta y etc; y sabes pienso que era que la sangre había abandonado mi cerebro, o algo, y yo decía ,sí, sí, yo tomaría una vara y rascaría palabras sobre la arena. Bueno, esto solucionaba un montón de cosas porque me permitía seguir adelante y hacer las cosas, todas las cosas que no quería hacer, y me dejaba tener la máquina de escribir también; y desde que ellos me dijeron que un
trago más me mataría, ahora le he bajado a dos galones de cerveza al día.

Pero la escritura, por supuesto. cómo el matrimonio, la caída de la nieve o las
llantas de los autos, no siempre perdura. Tú puedes ir a la cama el miércoles en
la noche siendo un escritor y despertar el jueves por la mañana y ser otra cosa totalmente diferente. O puedes irte a la cama el miércoles por la noche siendo un plomero y despertar el jueves por la mañana siendo un escritor. Éste es el mejor tipo de escritores… Muchos de ellos mueren. claro. por sus arduos intentos; o por otro lado, porque se vuelven famosos y todo lo que escriben es publicado y ya no tienen que buscar más. La muerte tiene muchas avenidas. y si a pesar de todo tú dices que mi material te gusta, quiero que sepas que si se vuelve rotó, no será porque trate demasiado duro o muy poco, sera porque me quedado, o sin cervezas o sin sangre.

Para lo que sirva, puedo permitirme esperar: Tengo mi vara y tengo mi arena..


Carta A Jon Webb, 4 de Septiembre de 1962.
en una carta de Charles Bukowski

Thursday, March 06, 2008

Justo antes de saltar del GMT +1 al GMT -5

Estoy con ella escondido en la casa secreta de la noche...

Los Subterráneos
Jack Kerouac




...este domingo interminable me lo he pasado sudando. pero no sudor. sólo nostalgia. pegaba las manos a cualquier cosa intentando sentir el frio. en la ventana, cuando respiro y forma la nebulosa de mi aliento, me retiro un poco y pongo primero la s, luego la i, una n, la c y finalmente una e... he tenido ganas de besarte. lo que sudo, destilo, condenso; es nostalgia pura. en gotitas amargas que luego evaporo y entonces toda la habitación se llena del olor de la tristeza. abro un libro tras otro sin lograr entretenerme ni un poco. salgo a la calle a buscar algo que no sé que es y vuelvo con una hojita de abedul sin que nada de me haya dado paz. hago un café. otro más. el anima del café va subiendo poco a poco y se va mezclando con el vapor de la nostalgia y entonces se condensa todo y cae como una fina lluvia, algunas de esas gotas curiosamente caen en mi mejilla y casi parecerian lágrimas. corren y vuelven a correr. me molesto conmigo. "los hombres" y toda esa palabrería me viene a la mente.

también me vienen trenes,

estaciones en sucesión que veo cada mañana cuando me muevo hacia el trabajo. como Kris, pero sin Rheya. la Vida alla afuera es la de siempre.

la mía ha cambiado tanto en apenas unos días. miss you,

así agarro mis camisas que he lavado y empiezo a plancharlas. el vapor de la plancha también sube y la cerrada atmósfera de vapores es ya casi irrespirable: sudor de nostalgia, anima de café, lágrimas, vapor perfumado de la plancha... es domingo en todo Madrid y también en mi alma. antes me gustaban los domingos. ¿qué sucede ahora? abro este PC y releo una y otra vez tus furtivos correitos. pienso en tus manitos de zorrita tecleando a escondidas. suspiro. y vuelve la letania:

miss you, now and them

me voy a domir. en aquel lugar donde viajo cuando duermo, tal vez te vea.

tiro el poco café que queda. el café me aleja de ese momento de reencuentro ¡y lo odio subitamente!

abro una ventana a ver si sale toda esta atmósfera de domingo. entra de pronto un frio tremendo, aunque no tanto. te pienso ahora mismo hablando con tu niña. en mi imagen la esten pasando bien; en el mundo de ella.

siempre suele ser mejor que el nuestro... Alli hay una magia,
otra.

PS: Ahora puedes leerlo para siempre, mientras,
yo hago en estos dias las peregrinaciones viborenses...

Monday, March 03, 2008

Fragmento de "Los Domingos Perdidos"

Para Since, que sabe de domingos...



(...)
En la noche apagaste las lámparas
para que halláramos los caminos perdidos
que nos llevan hacia un laúd roto y trajes de otra época,
hacia una caballeriza ruinosa y un granero de fiesta
en donde se reúnen muchachas y ancianas que lo perdonan todo.

Pues lo que importa no es la luz que encendemos día a día,
sino la que alguna vez apagamos
para guardar la memoria secreta de la luz.
Lo que importa no es la casa de todos los días
sino aquella oculta en un recodo de los sueños.
Lo que importa no es el carruaje
sino sus huellas descubiertas por azar en el barro.
(...)

PS: Sigo aquí.

Friday, February 22, 2008

Interludio I: El Desierto
Para Since

Antes de entrar en el desierto
los soldados bebieron largamente el agua de la cisterna.
Hierocles derramó en la tierra
el agua de su cántaro y dijo:
Si hemos de entrar en el desierto,
ya estoy en el desierto.
Si la sed va a abrasarme,
que ya me abrase.
Ésta es una parábola.
Antes de hundirme en el infierno
los lictores del dios me permitieron que mirara una rosa.
Esa rosa es ahora mi tormento
en el oscuro reino.
A un hombre lo dejó una mujer.
Resolvieron mentir un último encuentro.
El hombre dijo:
Si debo entrar en la soledad
ya estoy solo.
Si la sed va a abrasarme,
que ya me abrase.
Ésta es otra parábola.
Nadie en la tierra
tiene el valor de ser aquel hombre.

J.L.Borges

Wednesday, February 20, 2008

La vocación para el eterno retorno III
(Requiem a la I triple E)


I
Los laboratorios de alto voltaje del CIPEL tenían el olor penetrante del aceite de transformadores. El trueno y el relámpago eran allí dueños y señores absolutos de aquellas tardes infinitas de Cálculo. Tu libro de Frank Ayres descansaba a menudo sobre mi tomo I del Kudriavtsev.

Ambos inútiles.

Nos dedicábamos en cuerpo y alma a todo menos la integral triple.

Con que precarios materiales fabricamos nuestro más amado pasado dear Since: croquetas incomibles, guaguas que no pasaban, libros que se deshojaban, tardes de pasar hambre en una mesa de dibujo, frialdades de mañanas de octubre y noviembre, inaudibles LPs de música clásica de la José Martí… Y los mejores entre los mejores de los atardeceres todos.

Dejé de oír Radio Martí y las canciones fresonas, carrozas y frívolas de Steve Winwood para hacer inmersión total en las nostálgicas notas de Satie, Ravel y alguna que otra cosa de Queensryche que se nos colaba.




II
Y entonces la fiebre… Y el sudor, y las tremendas ansias del redentor timbre del sexto turno.

Las caminatas-peregrinaciones se sucedían en cuanto parque tenía la Habana en aquellas altas calles de Santo Suárez, la Víbora y Luyano. Como desarrapados druidas –recuerdo aquí nuestras mochilas camouflage- amamos la Rama Dorada que nacía en ciertos anocheceres en la esquina a D´Strampes del Parque de los Parques.





III
Y por supuesto, llegó un suspenso en Cálculo. Y madres y padres preocupados con vocación de Capuletos y Montescos. Y huecos en mis mejillas de no comer. Ah, narizoncita, y que decir de aquellas poesías tuyas llenas de vocación mística y de un repentino crucifijo en mi pecho. O de las novelas de Van Der Mersch o los colores raros de un libro de Stefan Sweig en la librería que tú y yo sabemos. ¿Cómo hacer visibles a los demás el Paraíso de nosotros dos pobres adolescentes que caducaban en rumbo a las prisiones todas de la adultez y la rutina? ¿Cómo contarle a nuestra generación de padres que miraban caerse Muros de Berlín o cantaban entusiasmados el “Ya viene llegando” de Willy Chirino que la Vida –con mayúscula- eran aquellas confesiones a la luz de los últimos faros de mercurio de la calle Acosta?
Peor: como decirles que eso no ha cambiado...

O simplemente que aquellas noches no se irán nunca.

Y que este “smaran” infinito que me acompañará siempre como una segunda piel...

Sunday, February 03, 2008

La vocación para el eterno retorno II (Rivers)

I
Hace frío hoy. No me da deseo de salir. En mis oidos esta el estruendo de las torretas de Mar Sara. Dejo el juego un momento y me hago un té. Es un té muy proustiano a esta hora del día en que mirando distraidamente veo un libro de Tagore. El libro viejo y destartalado es como una de esas puerta entre mundos que abundan en el universo del Starcraft.



II
Ella leía a Mircea Eliade y yo a M. Bulgakov. Parecería que estábamos locos a los 17 años discutiendo de cabalas y los pliegues del tiempo. Alimentándonos de croquetas y helados de L´Ward y paseándonos la Víbora entera 7 veces por semana nos alejábamos a pasos de gigante de ser dos polivalente –¡oh perfil ancho, quien se acuerda de tí!- ingenieros de la CUJAE…

Hacia frío en Cuba en aquellos tiempos. Alguna vez leí que por culpa de la erupción del Pinatubo a medio mundo de distancia. Yo simplemente creo que todo me parecía bello desde aquella primera mañana en que apareció en mi vida y hablamos de música clásica y mística oriental –aquí sólo hablaba ella. Había renunciado a la idea de estudiar con tal de que tuviéramos tiempo de escapar a la Biblioteca Nacional para leer aquellas cosas tan inútiles para aprobar Cálculo y Química.

Tenía una mirada que me hacía pensar en el Cantar de los Cantares, la música de Ravel y era como un viento en el pinar su pelo largo. Sus ojos quedaban fuera de todo símil que mi mente sea capaz de concebir. Era como una pequeña zorra de los cuentos: sabia, solitaria, bella y con unos dientecillos que sabía que nunca me morderían… En una imaginaría banda sonora a las imágenes de aquella época, siempre sería “The Rivers of Believe”



III
Ya se que me estoy poniendo cursi.

Pero esta mañana lo único que logro hacer, sentado frente a la línea de torretas que defienden Mar Sara de los Zerg; es ver como el reseco lecho de aquel río místico ve correr por primera vez en años un plateado hilo de agua. Esta empezando el retorno, puedo sentirlo...

Sunday, January 20, 2008

La vocación para el eterno retorno I (intro)
Para la fan de Truman