Tuesday, July 18, 2006

De las nostalgias absurdas I: La Confronta de la 174

Podría ser un poema, ¿pero quien te escribe a ti hoy, mi parque de Juan Delgado y sus confrontas?

parque

¿Por qué estaré siempre parado en la misma esquina, en el mismo Noviembre aquel? Y es que soy hace tiempo un vampiro de algo como metano... Mi alma ha estado sepultada. Sí, ya sé, mi cuerpo no. He probado mucho y por ello sólo me atrevo a decir que conozco más de ascos y placeres, pero no basta. Yo sigo enquistado en los mismos bancos –aquellos.

Si fuesen a levantar mi lápida aquella-¿hallarían algo? Si te buscase para recorrerte, otra vez; jugar con los tantos eufemismos del retornar... Puede ser que estés allí ahora mismo, pero en una luz que apenas concibo claramente.

guagua

Más tú lo sabes, mi deseo y voluntad meditan en habitaciones distantes una de otra, realidades opuestas y excluyentes. Ese es el precio de haber subido apenas unos escasos peldaños de esa escalera absurda que la ciudad nos pone a los pies, esta ciudad de polvos míseros que nos persigue dentro, mudables al primer golpe de los vientos.

Ya no hace frío. Sin embargo, yo desafío tus arañazos últimos a mi nostalgia. Mi sempiterno y marchito ángel me susurra no sé que tedioso ejercicio de la memoria, ignoro el por qué. Al ángel lo imagino dejando surcos y surcos con sus alas en tu carne. ¿Era opalina, lunar casi? Cierro los ojos y te veo lleno de pequeñas marismas donde lanzarse a retozar con imaginarias gaviotas y cangrejos.

hojas


Y vuelven tus delicados mensajes por el aire, marchando con ellos mi necedad última; presintiendo cada vez más que en nada podrán tales pétalos de la memoria desviar (al menos un leve ángulo) la mole veloz e imparcial, ciega; del destino.

¿Quieres más? Te extraño. Y es una verdad que me cuelga al cinto como espada, hiriendo con su hoja inasible mis piernas. ¿Cómo he podido marcharme entonces de tu lado?-

Y viene dándome voces esa certeza quijotesca de tiempos; que ya son años, donde sólo he vivido esperando una cierta escena, un reencuentro, un estar hoy en tus bancos…

He deseado verte amanecer.

amanece

11 comments:

Anonymous said...

Vaya al final resulta que compartimos más cosas, tambien la 174, lo único que esta de aqui llegaba un tin mas lejos hasta Lawton... Solo te pido un favor... no le hagas homenajes a la 201!!!! ;)
Chao y coge de a poquito la dosis de nostalgias, que al parecer siempre nos acompaña...

Gabriel Syme said...

Bueno, no sé cuán 80 sea esto. ¿Estaba tan mala la 174 entonces? No lo sabría decir. Yo, si tuviera que hablar del tema, le haría una loa a la 82, ya desaparecida, y una de las guaguas más regulares de La Habana: 15 minutos promedio entre una y otra. Los viejos buenos tiempos, la 82 cada 15 minutos y la playita de 16 al alcance de la mano.

La 132 lo dejaba a uno más cerca, en la esquina de 3era y 16, pero esa ruta fue siempre caliente. Igual la 174 compartía ya desde entonces esa característica.

¿Y por dónde pasa la 201?

Anonymous said...

...sin palabras......
otra vez apareciendo y creo que ya no me perderé más
la cuqui

Anonymous said...

jejeje gabriel, yo creo que ninguna ruta del paradero de Lawton, estuvo nunca buena...
Y en cuanto a la 201, junto a la 84, 190, 53 eran las que se suponia llegaban a la CUJAE, esa Siberia en medio de la nada donde tuve que tratar de llegar y salir por 5 años, años preciosos para mi la verdad, pero igual viajar hasta ahi era un martirio y como Omar comparte ese lugar conmigo pues le pedí desde antes que no se le ocurriera hablar de ellas....
Saludos y me dan envidia de su encuentro....

wcloister said...

Dados a recordar las guaguas...

Alguien se acuerda de la delicada distinción entre la 74 y la 174?

Y de la parada que quedaba en La Feria de la Juventud, frente a la Terminal de Ómnibus, desaparecida cuando contruyeron el estadio?

Y del acordeón en el medio de las guaguas? Y de la pieza redonda que de pronto se movía y le torcía a uno los pies como en una casa de trucos?

Y de las alcancías donde uno echaba los medios? Y del sonidito de los medios al caer? Y de la leyenda urbana (o no) de que habían pillos que echaban arandelas en lugar de medios?

Y a quién no se le trabó un pie o la parte de atrás de la camisa o la manga cuando una de aquellas puertas con una goma negra se cerraba despiadadamente exalando un suspiro mecánico casi kármico?

Y se acuerdan de aquellas paradas de arquitectura tan peculiar que estaban por todas partes, pintadas de aceite anaranjado y azul, con su techito y sus dos codiciados bancos de cemento en el que se descubrían conchitas y piedrecitas de mar, gastados de tanto uso, con sus paredes con huecos redondos por donde sacar la cabeza y asustar por quintuajésima vez a nuestros padres mientras esperábamos las interminables horas a que llegara la guagua?

Y del truco de frotar un medio de níquel sobre otro en la palma de la mano hasta que dejara un circulito gris y provocara un cocotazo de la madre por ensuciarse las manos?

Omar Rodríguez said...

No quiero adelantar, pero el próximo post es dedicado a las Guaguas en exclusivo... Tengo cada foto...

Anonymous said...

si hubiese la posibilidad, solo la mas minúscula, traería un banco de ese parque aqui a Canadá, para que me hiciera compañía. Porque ni una foto tengo, solo la memoria. No tengo bancos, eso es verdad, pero cerca de casa hay un parque, con pinos y sauces. Mi hija de tres años juega en ese parque y también recoge hojas de otoño, hojas muy secas. Yo no se lo enseñé, ya ves, los lugares comunes del infortunio, eso es lo que más quiere de su parque, "mamá, siéntate aquí, yo te traigo hojitas".
Pero la mística y la mastica se impuso. Recuerdo esto que acabas de escribir, y cuando me lo enseñaste en Tallapiedra, con tu horrible ropa azul y tu pelo muy corto que no me gustaba.
Tenías tus traumas, yo también. Me contabas de "La insoportable levedad del ser" y "Un día maravilloso para el pez plátano",
since... Yo hablaba de mi abuela, tu de las alucinaciones cuando te mirabas a ti mismo, como en un espejo y sentías frío.
Bueno, ahora todo eso pasó, y me pregunto si has escrito por nostalgia, o copiaste uno de tus papeles viejos como buenos literatos frustrados que solíamos ser. ¿Cuántos años pasaron? Ya es la mitad de mi vida, 17 años.
Suelo recordar a Espartaco, el terrible CIPEL, "she entiendeee...", y por supuesto, Prokofiev, eso ya tú lo sabes.
Pero recuerda: si no te casas serás filósofo, y eso siempre es provechoso para un hombre.
A veces veo enn youtube la escena de "papeles secundarios", o pienso en la broma que te gasté con el libro "De lo que pudo haber sido y no fue", cuando te lo dí a leer en la parada de la 2, empezaste a reír, alguien nos había estado espiando aparentemente y nos escribía en un libro. Yo había sonreído tanto como tú de la sorpresa, pero unos minutos antes.
Bueno, mi tagoriano, como te he extrañado, pero no estás obligado a responder nada, solo quebranté la promesa, no molestar más.
Lo que ocurre, triste y duramente, es que las hojitas húmedas de los árboles se me pegan a las botas de frío. Y mi niña me pide las que han caído sobre la acera.

Omar Rodríguez said...

Since:

No puedo creerlo. Estoy llorando como un niño ahora mismo. Escribeme: nonohack@yahoo.es

Omar

Anonymous said...

Vaya, se suponia que tu no releyeras cosas tan viejas...
Nada, fue un chiste. De verdad no pense que volvieras a leer ese articulo a estas alturas, existia la posibilidad, pero una entre mil.

Omar Rodríguez said...

Insisto: quiero saber de ti.

Escribeme un mail para saber como puedo localizarte y hablar aunque sea una vez por teléfono. Una vez y ya estaría bien.

Para mi no sería una broma.

Lisetg said...

Que lindo, estas cosas (ultimos comentarios) con las cosas que me maravillan de internet.

y la que se suponia que no estuviera revisando tus cosas viejas soy yo...jajaja. la nostalgia por un amigo me trajo de vuelta a tu blog para leer cosas tan lindas como este post.

un beso, Liset