Friday, July 28, 2006


Ser negrito, ser chusma, ser blanquito equivocado, ser yuma…
(manifiesto personal contra el racismo)


Micaela se fue pa´ otra tierra buscando caminos,
que por buenos o malos
quien sabe le impuso el destino.
Solo vive llorando, sufriendo y pensando en
su vino, que no es vino, señor; ni aguardiente, señor;
es la conga, señor santiaguera...
Nada la contenta solamente piensa
y solo la atormenta el dolor,
dicen que se muere, dicen que ella quiere,
lo que ella no tiene, que es arrollar Chago sola con los Hoyos.

Micaela se fue
y sólo vive llorando,
dice que la conga es lo que está extrañando.
Añoranza por la Conga. Sur Caribe


I
Nací en un solar de la calle Factoría entre Corrales y Apodaca, La Habana Vieja. Quienes vivían a mis alrededores me enseñaron rápido que eran “la fiana”, “la niña de los ojos azules” y “la bolsa negra”. Eran los finales de los 70 y una vecina ponía a los Van Van mientras otra le respondía con Roberto Carlos. El vecino que vendía manteca de panadero, la santera con sus plátanos indios y el ciego Dámaso que nos vendía maní; estaban ahí siempre, con un mirar tenso y un eterno rictus de lo que se llamaba “la guapería” La negrá le decíamos los blanquitos de mierda. La chusma nos decían a todos.



Tenía miedo casi siempre. Me encerré y los libros me ayudaron a poner una leve capa de abstracción. Crecí lejos de los toques de santo y los bém bé. Pero oía a los Irakeres y me gustaba “el Bacalao con Pau” aunque sabía que eso era como mentar a un negro que hacía cruzar los dedos a las mamás de los que éramos los blanquitos: Pello el Afrokán. Them & Us otra vez. Eran los tiempos de “la rutina” de la gente que estaba becada y en la Isla de la Juventud estaban las mulatas grandísimas que se desrizaban el pelo cantando aquello de “Ave maría popuyé, cua cua cua” que aun sigo sin comprender.


Bacalao con Pau


Fui perdiendo el miedo. Los negritos eran ahora mis amigos y me ayudaron a montar chivichanas. Entre todos nos ibamos al Capitolio a patinar y coreabamos a los Boney M y aquello de “cunkin cunkin kin kin kin, cucu cunkin, ¡¡¡la candela!!!” Tata Güines era algo con lo que insultar a los negritos. Nosotros éramos los pepillos como los Bee Gees. Todo era risas y violencia.




Al final, un día; montamos las cosas en un camión y cruzamos el túnel de la Bahía de la Habana para salir al otro paisaje. Un aroma de casuarinas y gritos en ruso llenaban ahora el aire a mí alrededor. No volví a Factoría hasta casi 7 años después. Ya era un blanquito, ya no era la chusma. Muchos de ellos se fueron también, pero eran ahora los Yumas.



En el solar, los viejos que se quedaron, seguían poniendo a toda voz a Tejedor y un “tra la la lara la lara la lara… y te acordarás de aquella flor que yo sembré para ti” Una tristeza llenaba el hueco temible de la decadente cisterna que servía de patio del solar; una cisterna que llamaban “de la coubre” que luego me contaron en la escuela, muy enardecida la niña que declamaba, cuanta sangre negra y blanca se había llevado mezclada el terrible día que se hundieron el barco y la cisterna…



II
Mis primeros años de blanquito fueron bañándome en aguaceros con los otros hijos de maestros, ingenieros; todos éramos “gente de bien”, pero había un llamado de la selva allá en el matorral. La hierba de Guinea llenaba los grandes espacios que luego vería llenarse de edificios y edificios. A cada rato veía en la escuela a los mismos chamas de mis correrías en la calle Monte. Los años pasaron muy rápido. Empecé a pensar, ver y entender. Los negritos hicieron conmigo los exámenes de la Lenin.

Pero luego poco a poco los padres de algunos los hicieron desaparecer del parque -que sustituyó al pasillo- para cruzar el mismo mar que aquellos Yumas. Ahora eran los gusanos, la escoria, los lumpens y los desafectos. Se sucedían los mítines de repudio que la gente les daba en el CDR. Los aviones blackbird sobrevolaban la isla; los blanquitos y negritos nos reíamos de la mancha en el cocoriocó del bolo ese de la Perestroika.

Y en medio de todo eso, empezó a surgir eso que éramos ahora “los reparteros”. Ni pepillos ni guapos, reparteros. ¡Vaya la gente del Bahía!. ¿Que volá con la gente del Chivas?

Una tal NG la Banda tocaba en Alamar, y allí iban mis aseres y los moninas. La 215 pasaba llena de gente en rufa. La volá estaba mala...

Me metí en la Lenin y ahí vino otro túnel.

En la calle los Van Van seguían “apagando el instrumento”


III
Bueno, en realidad seguía sin comulgar. Dan Den le robó protagonismo a mis bailes de blanquito pepillo y en la Lenin todo el mundo bailaba con Chucha y se preguntaban de albergue a albergue que cosa quería la Chica Varó. Era la época del reparterismo.




IV
1993. El mar lo cruzaron los emigrantes, los balseros, los exiliados y la tropa innombrable y fantasmal de los que nos fuimos con más ganas que sentido real de lo que nos esperaba. La charanga todavía gritaba a voz en cuello que los guajacones, ¡pa’ la orilla! Las aguamalas estaban por todas partes.



V
Llegue a Barajas en un avión que despegó a 30 º C y aterrizaba a 5 º C. Apreté mi maletín un poco nervioso mientras el funcionario miraba mi cara y el pasaporte. Ya no era blanquito, ni negrito, ni repartero, ni pepillo, ni guapo. Con el cuño en la página 29 estaba sellándose mi destino: inmigrante. Mi traje comprado en La Epoca no engañaba a nadie.

Al final me fui a vivir al Levante. Por las noches, en los primeros días, me iba al puerto a bailar en La Guaracha y El Capitán Haddock. Una noche de diciembre estrenaron una pantalla gigante en el Haddock. Ahí estaba Mayito cantando la Tim-Pop y poco a poco, de entre la gente fuimos saliendo los cubanos. Al final todos juntos: negritos, blanquitos, reparteros, guapos, pepillos, tembas, sandungueras, jineteros, licenciadas y patones agitando las manos sobre nuestras cabezas malas y “lo malo y lo negativo… pallá!”



VI
Una reunión de informáticos en una orgía de copia y pega de archivos. Copia esta película, grabadme este muñequito… Abel, Agustín y yo a las 4 a.m. oyendo a Sur Caribe con “la conga”, se nos apretaba algo adentro oyendo como Micaela; como nosotros, se fue pa’ otra tierra buscando caminos…



Que yo no quiero molote, ni quiero relajo, luego de la conga vallan pa´l trabajo...

¡Aché pa’ los cubanos todos!

Tuesday, July 25, 2006

De la vida laboral II: When Tarara.

I
Hay una parte de mi que de vez en cuando mira hacia atrás. Es infatigable. Escribe en un blog, se acuesta tarde los domingos… Normalmente la otra parte que hace euros y asiste a reuniones le convence de que se quede durmiendo un poco en alguna ensoñación mientras ella –la llamada naturaleza pragmática- se encarga de ir al mercado y revisar documentos de análisis de sistemas de información. Pero cuando la otra –digamos que la bloguera- toma el timón… Cuando eso ocurre entonces el horizonte se diluye en algo que me gusta llamar en voz baja, como quién invoca a una entidad: Los Estratos.

Empecé a darme cuenta del fenómeno de la fragmentación constante a la que sometía mi vida en 1986. Iba a pasar el Cometa Halley. Durante meses y meses estuve haciendo experimentos con un mecano de óptica alemán (del que sólo queda un mini telescopio durmiendo el sueño de las cosas olvidadas) para obtener un ilusorio aumento de x30.



Cada x implicaba leer un poco más, dormir un poco menos. Mucho Volkenstein tomo I, los Física Recreativa de Jacob Perelmann (aún los conservo como una reliquia de una edad luminosa) y alguna que otra cosa que lograba entender en los libros de Óptica Avanzada que mi papá me compró en una de esas tiendecillas llamadas “polillas” y que sé que más de uno de los que se llega por aquí suspirará de recordar. Me veía en la Lomonosov con un título de Astrónomo y muchos pinos de fondo, recreación cursi de una foto de mi vecino de los bajos allá en el Guiteras. Ya lo decían Gema y Pavel: los rincones son trampas del tiempo.



II
Tenía la cabeza llena de ideas sobre refracción, dioptrías, complots para conseguir aceite de ¡castor! y poder lograr la lente sin aberraciones cromáticas… Estaba en una sensación oceánica con la matemática y la física, que muchos años después cuando vi alguno que otro de mis compañeros de carrera echar una risilla ante la historia que contaba una muchacha sobre los alquimistas (se estaba leyendo “El Retorno de los Brujos”, 18 años son 18 años) no pude menos que estremecerme.

Al final tuve un telescopio. Era como aquellas motos de Easy Rider: anómalo a la vista, grato a mi corazón. Mi corazón de nerd en 1986.

El tiempo, mientras tanto, en lo suyo. El día de máximo acercamiento del cometa venía lentamente. El maloliente calendario, arrancado de una última página de un Juventud Rebelde, se volvió polvo casi de tanto escrutinio. El 11 de junio de 1986 parecía tan lejano como el 2000. Aquel 2000.

Recuerdo que leía las escasos notas sobre el tema con una tremenda alegría. En una desaparecida “Juventud Técnica”, a todo color, me llegaban los ecos de las naves Vega I y II de los soviéticos. También estaban ahí la Giotto, la Sakigake, un shuttle americano que ahora no recuerdo cual fue. Y por supuesto, la MIR, autentico paradigma en aquella época.


Estación MIR


Mir Saliendo de Orbita

Pero no pude ver el Halley.

El día en cuestión llovió a cantaros y las nubes dieron buena cuenta de la ilusión. Años mar tarde descubrí que no había sido el único, pero eso es otra historia. En aquel momento estaba llegando el fin del estrato “astrónomo” Mi amigo de entonces, Hubert se llamaba y por más señas otro nerd hasta la cascarita, me dejo ver el panorama a la perfección: antes había sido así, exhaustivo, el ajedrez. Omar, me dijo, lo nuestro es siempre aprender algo que nos quite el sueño.

Semanas después estrenábamos la Química Pura con la sapiencia de Alpha Rosa y su rara nomenclatura donde el agua era todavía OH2. Íbamos en una guagua hacía Tarara absortos en aquellas maravillas mientras la guagua entera chipiachiaba Wake me up de George Maikel. Nota mental de la época: tengo que buscarme un mecano de química…





III
Ya bien metido en la informática -y perdiendo la secuencia en este blog- me dediqué a las intranets corporativas. Vi mucho en muy poco tiempo. Conocí en uno de aquellos eventos llamados “De Inteligencia Empresarial” que se hacían en el Hotel Nacional con unas mesas suecas verdaderamente espectaculares (al menos en los inicios) unas muchachas muy amables de un lugar llamado CEINPET que pertenecía a CUPET (no se hoy día ya) y quedamos en hacerles una presentación sobre lo que hacíamos en SOFTCAL (EPD)

La presentación al final fue en el CEINPET. Nos recibieron los informáticos, no las amables muchachas de la mesa sueca. Eso lo cambiaba todo. A los que estamos en este giro nos encantaba allá en Cuba estar en ese anglosajón lugar llamado “the cutting edge”. Tenían que demostrarnos que eran buenos, eso lo veía venir; lo que aun no el “como”. Y nosotros, también.

Al llegar allí bajamos a una sala en que habían paredes oscuras y un inmenso cañón de luz enigmático y negro, pero hechizante para todos los que aun no estábamos iniciados.

Terminando la presentación, no pude resistir y el estrato de la óptica se apoderó de mí: ¿qué es eso? Nuestro anfitrión nos explicó como aquel equipo permitía simular terrenos para ayudar a buscar petróleo. Pero que era algo esotérico y que ahí el no llegaba. No lo pude ver en acción.


IV
Leyendo hoy en Internet cosas sueltas, me he enterado que han descubierto petróleo cerca de Tarara. Leí la palabra y vi una secuencia tan grande de imágenes, olores y sonidos…

Tarara. Tarara del funicular, la playa, las velas de armas con los amigos la noche antes de partir. Tarara de aprender a bailar, de la primera novia, el pan con pasta y la escapada al Megano ya en aquella última vez de 9no. La Tarara del librito aquel que daban cuando fui en primero, lleno de fotos y dibujitos de pioneros con pañoletas azuliblancas…





En mi mente todo lleno de unas enormes moléculas largas y fastidiosamente inmemorizables para muchos. Serpientes negras por doquier. ¡Los alquitranes y los bencenos se conjuran contra Tarara, como aquellos tubos negros del blog de Aurora!

Y yo que no tengo ahora un telescopio ni una MIR para echarle, desde aquí, una miradita

Sunday, July 23, 2006

Un insomnio

He encontrado esto... Me ha dejado sin palabras y aqui se los propongo.
Se que vuestros comentarios excederán todo lo que podría escribir...

Confiad en mi y dadle al play.

Saturday, July 22, 2006

Chipiachi Nexus 3D-Max

Al escribir este posting me queda la duda de que tengo en mente... Por un lado empiezo a sentir la necesidad de dar continuidad a la narración maliciosa de mi vida laboral en el estrato AutoCAD-3dMax-todo-el-tiempo, la finalización del chipiachi o las memorias de mi más fiestera y bailadora personalidad. Al final, un nexus de todo ello se me arremolina en la cabeza.

Al tratar de centrarme en una idea, me quedé con este video super taquillero (YouTube siempre recordándome mis tiempos de fiestas en la secundaria) donde hay una gran cantidad de versiones chipiachi así como leves incursiones de tratamiento de imagenes por ordenador.

Muchos años después, estudiando 3D-Max, me volvía loco tratando de explicarles a mis colegas más jvenes de la EPROB como ya todo eso que ahora veíamos en el programa de Lucas y sus isotopos, era camino más que trillado en 1986...

Friday, July 21, 2006

Guaguas: Áspero borde de las cosas I.

1
Siento, a pesar de los años que van cayendo como tabiques, una curiosidad y fascinación permanentes por esa gente, alucinada y neurótica, que dedican tardes y tardes al escrutinio severo de periódicos, revistas, cenizas de tabaco; en fin, todo, con tal de hallar eso que toda forma de adventismo reclama para si con el nombre de Signos de los Tiempos. Hay varios fines finalísimos assolutos posibles.

He tocado casi algunos de esos fines, escuchado –y alguna que otra vez me arrastraron al río de la polémica- justo mientras rebuscan “ellos” muy resignados las supuestas calamidades con que se hace marketing el Fin del Mundo, la Historia; o mas modestamente: las guaguas…




Debo rectificar, sentía. Hoy, sin haber abrazado fe, cruz o medialuna alguna; me siento menos inalcanzable en mi escepticismo. Las guaguas si se acabaron. Extintas yacen en la memoria. Imagino un cementerio de números, victimas de una imaginaria guerra: las Ikarus, Leyland, Hino…

33, 74, 193, 82, 62, 162, 76…



Ya en el cementerio, empiezo a ponerles caras a los números. Me viene a la mente una 61 de hace tantos años que no puedo estar seguro. Salía de mi casa y escuchaba en los ruidosos televisores de la calle Apodaca en la Habana Vieja (Escriba y Lea en la TV, con el terrible TOC del relojito verdugo de sabichosos y viejitos) Y al llegar a la calle esperada; la sonrisa triste de una Leyland...




Claro, ahora ya no me siento en el muro del Malecón. Me paseo por otras calles, es cierto... Es que en mi hoy todo parece tan increíblemente normal, tan barnizado y almidonado por los años; que casi se hallaría paranoico hablar de Calderos Colectivos y Opción Cero- me persigno de solo mencionarles.





2:
¿Donde hallará mi mente descanso a ciertos rondantes fantasmas? Las loas al pesimismo no han perdido del todo su vigencia. Pero como olvidar que en una de esas Ikarus de la Cujae alguién escribió algo como esto:

SOBRE LA CONTRACCIÓN VAGINAL DE JULIA
(Poema guagüero y guajiro)

Tuve una novia
Rolliza, sensual
Por lo demás:

usaba una lycra verde olivo
desinteresada
con buenas y
deliciosas nalgas
de ojos estrellados, encantadores – en serio.
se ponía
ropa interior deteriorada
culta
alegre
y decía querer aprenderse
el Kama Sutra conmigo.

Tenía – me decía al yo reposar sobre sus muslos –
lunas felices y
Unas contracciones vaginales tan fuertes
En el momento
justo del fellatio

Mientras yo, sentado en un cómodo sillón, a la
derecha, acariciaba su perra, a la izquierda un té
caliente castigando
mi sueño
al centro, ella, mamaba
que cualquiera diría
que moría
por una penetración impresionante, exaltada,
concretísima
penduleante
decisiva

Sin embargo,

1. Mi pene era indomable
2. Mi desesperación, infinita

Así que,
Mientras yo me
ahogaba en la subida de sus crestas, de su mar interior
(que poético me pongo para hablar de “eso”)



ella
sentía una
digamos una

una total apatía
Y, de tener a mano:
Un reloj
La ventana
abierta
O una preocupación – siempre la hay: La Guagua –
Dominaba su ira
O mejor: su babeo vaginal y ardor de guajira insatisfecha...

Tal es ¡Oh Vallejo! El lugar que yo me sé, en este mundo, nada menos.








3
He tomado un café. No, claro que no es con una taza de café de dudoso origen con lo que se exorciza el alma de tales demonios. Al menos no en Alicante en Julio. Es éste verterse hacia fuera –aunque sin el valor, la arrogancia o la falsedad de un subtítulo de “Testimonio”– con lo que todas esas vivencias o latigazos de la experiencia hallaron oportuno alivio. Así que sigo.



4
Pensando en cuando llegaba la confronta… Largamente he pensado en el origen del nombre, pero nunca se me hizo tan claro hasta hoy. Pura cuestión de morfemas y cosas así....

Pero recuerdo cuando lo describí in situ en una libreta de la CUJAE:

“El individuo, no importa sexo, edad o raza; hurga en su mente incesantemente.
De unos pocos se apiada el duende de los dulces sueños; en otros, el alcohol
y el cansancio – hermanados en mi imaginación, sudor de levadura = cansancio,
ideas mil veces más retomadas por puro agotamiento mental y un examen de química...

La reflexión recurrente acerca de la desproporcionada lista de nuestras medallas
y tomatazos...

Confronta. Su sola repetición monótona anuncia ya
pedradas, ojo contra el cristal en un espejo. Rumiar, meditar, asistir desolado
a la consabida veleta que alberga nuestro cráneo. Esterilidades sucediéndose sin
fin ni luz al final del túnel.

Actividad humana, como cualquier otra.
Dotada de falsos o lúcidos profetas – fatalistas o no – próceres ilustres y
multitudes que marcan el paso a capricho del destino. Prioridades ilusorias o
ciertas, paraísos perdidos - ¿te acuerdas como pasaba cada diez minutos hace
años? – y así las horas y las horas.

Por supuesto, el cigarrillo del Otro, esa otredad tan pedestre, ¡Oh pequeño dios de la confronta!;

La uña erosionada por esperas implacables como la marea”




5
En una guagua hacía Punta Brava, Santa Cruz del Norte, o similar; intentaba mi imaginario yo-el-que-escrbe, lograr un novelón de amor de periodo especial:

Pura fatalidad geográfica, intuíamos, de tomar juntos el mismo ómnibus
durante meses y meses; sin regalarnos siquiera una mirada de resignación. Un
destino que nos hizo vivir juntos meses y meses; sin regalarnos siquiera una
mirada de resignación. Un destino que nos hizo vivir juntos y a la vez
perfectamente desconocidos en uno de esos pueblos limítrofes donde los
desconocidos llevan sobre la frente un aura absurda que los delata y hace
eternos excluidos.

Siempre nos acosábamos; tocábamos el áspero borde de las cosas con el
desdén del iniciado en secretos que le sobrepujan, en la eterna sensación de una
azarosa búsqueda del Ser Afín. Cuantas ferocidades... Hoy miro hacia atrás y
siento esa sensación de nostalgia que solo sentía - ¿y ahora a quien parafraseo?
– cuando ya dejaba de ser niño y me asombraba de cuan feliz me hacía en otros
tiempos una mis lapicitos de colores en el bolsillo.

Era esa mezcla fatalmente irrepetible de la lujuria con el retozo; y que si tus espejuelos, que si mi mochila; que si mis maniáticos insomnios, que si tu colección increíble de fotografías.

Y leer a Nietzsche, comer mangos helados hasta parecer piedras; tocarnos el pelo absortos en la casual asimetría que implican los sexos y que nos dibuja uno frente al otro casí idénticos, símiles uno al otro; pero distintos...





Nunca la terminé... Mi yo-ingeniero ganó la pelea a la literatura y a las guaguas. Adios CUJAE.

Thursday, July 20, 2006

Chipiachi Made in Spain

Lo que sigue a continuación me lo recomendó un amigo español al que le he contado de las tropelías del chipiachi.

El origen de esto es la participación de Principe Gitano en Eurovisión... Os podeis deleitar con unos subtitulos y todo de la canción de Elvis Presley "In the Ghetto"

La parodia:



La seria:

Tuesday, July 18, 2006

De las nostalgias absurdas I: La Confronta de la 174

Podría ser un poema, ¿pero quien te escribe a ti hoy, mi parque de Juan Delgado y sus confrontas?

parque

¿Por qué estaré siempre parado en la misma esquina, en el mismo Noviembre aquel? Y es que soy hace tiempo un vampiro de algo como metano... Mi alma ha estado sepultada. Sí, ya sé, mi cuerpo no. He probado mucho y por ello sólo me atrevo a decir que conozco más de ascos y placeres, pero no basta. Yo sigo enquistado en los mismos bancos –aquellos.

Si fuesen a levantar mi lápida aquella-¿hallarían algo? Si te buscase para recorrerte, otra vez; jugar con los tantos eufemismos del retornar... Puede ser que estés allí ahora mismo, pero en una luz que apenas concibo claramente.

guagua

Más tú lo sabes, mi deseo y voluntad meditan en habitaciones distantes una de otra, realidades opuestas y excluyentes. Ese es el precio de haber subido apenas unos escasos peldaños de esa escalera absurda que la ciudad nos pone a los pies, esta ciudad de polvos míseros que nos persigue dentro, mudables al primer golpe de los vientos.

Ya no hace frío. Sin embargo, yo desafío tus arañazos últimos a mi nostalgia. Mi sempiterno y marchito ángel me susurra no sé que tedioso ejercicio de la memoria, ignoro el por qué. Al ángel lo imagino dejando surcos y surcos con sus alas en tu carne. ¿Era opalina, lunar casi? Cierro los ojos y te veo lleno de pequeñas marismas donde lanzarse a retozar con imaginarias gaviotas y cangrejos.

hojas


Y vuelven tus delicados mensajes por el aire, marchando con ellos mi necedad última; presintiendo cada vez más que en nada podrán tales pétalos de la memoria desviar (al menos un leve ángulo) la mole veloz e imparcial, ciega; del destino.

¿Quieres más? Te extraño. Y es una verdad que me cuelga al cinto como espada, hiriendo con su hoja inasible mis piernas. ¿Cómo he podido marcharme entonces de tu lado?-

Y viene dándome voces esa certeza quijotesca de tiempos; que ya son años, donde sólo he vivido esperando una cierta escena, un reencuentro, un estar hoy en tus bancos…

He deseado verte amanecer.

amanece

Thursday, July 13, 2006

Los Bailes Olvidados

Cuando entre en la Lenin todo era bailar Casino... Frustrante. Al final aprendí a bailarlo, pero a veces tengo tantas ganas de echar alguno de aquellos pasillitos cheos...

Recuerdo que durante muchos años había intentado aprender a bailar los ritmos pop o comerciales a partir de los escasos videos que nos llegaban vía "Orbita Musical", "Discograma 6", "TR-RP" y el mítico "Supertope".

Ya no hay mucho de eso a mi alrededor. Antes de salir de Cuba, recuerdo que prosperaban las llamada "Disco Tembas" donde los grupos de cover aliviaban un poco la nostalgia de nosotros, que ya empezamos a ser tembas.

Así que aqui le hago un pequeño homenaje a videos y actores en que de alguna manera mis recuerdos de las fiestas y de los muy buenos momentos que pasé. Había desde las kitschianas fiestas de quinces (en los 80´s eran puro diversionismo ideológico) y pasando por las entonces tremendas fiestas que se daban en los repartos Chivas y Guiteras con sus coreografias y demás.

Que empiece la fiesta:

Moonwalker (a.k.a): Michael Jackson. El pasillito del Maikel





SoulTrain:





Juanito. Miami sound machine







California: Madonna





Break Dance o Breaking

Estilo Robot:



FreeStyling:



Otros estilos:





Cabeceo: Europe. Final Countdown





Lambada: Kaoma





Phiwe:





Moña:





Moña italiana:




Discoteca:

Wednesday, July 12, 2006

Top Three Primo Assoluto de Chipiachi:

Estimadisim@s: hoy estoy muerto para escribir... Ayudenme con vuestros comentarios.

0. El Top de los Tops: La Fiesta Forena
(dedicada a WCLOISTER)



1. Eleva la pata y goza:




2. Carrie (Europe)



3. Making Love (Ay suplicio...)




4. Sin Teipe (Twisted Sister)

Tuesday, July 11, 2006

Homenaje a ORWO (o del Chipiachi II)

La primera radio-grabadora que recuerdo haber visto en Cuba la tenía una muchacha llamada Ivón que trabaja en alguna de las Guyanas. Aquello era del tamaño de una caja que tuviera dentro todo El Capital y toditos los temibles libros de Afanasiev

Un Yerro

Memorable simplicidad olvidada ya la del “yerro” aquel. Sólo un par de manijas de adelante/atrás, un stop, un play de considerables dimensiones; y por supuesto, dos tremendos carretes de cinta. La memoria aquí me hace ponerme hiperbólico, pero creo recordar que eran de tal tamaño, que probablemente podrían meterse la cantidad de pita de pescar necesaria para irse a las Fosas Marianas y hacerle jugarretas a Cousteau con los pececitos plásticos que hacían furor en las paredes cubanas de la época.




Menudo susto se habría pegado el francesito ese con aquellas oprobiosas criaturas de la superficie haciendo murumacas allá a 9000 m de profundidad…

No es de extrañar que en mi mente se hayan quedado las letritas monstruosas: ORWO.

Las mencionadas cintas; también llamadas limas, tupecabezales y otras alegorías correosas; fueron quizás el origen de un subconjunto de la lengua chipiachi. Había que ser valientes para creer que aquello estaba funcionando bien.

Tupecabezales

La prueba de la felonía de las ásperas cintas ORWO la pude palpar un domingo rojo cualquiera en que se recogían, animadamente, tubos de pasta y pomitos de compota (las rusas no, tráeme nada más de las compotas “Nené”... No, no hay respuesta, esto sigue siendo un misterio aun insoluble para mí)

Bueno, volviendo al tema. El estuche era ya un anuncio. La cinta TDK que un amigo de la mencionada Ivón trajo, innegable exitazo del momento; llenó el aire de un sonido bien distinto en calidad: los Boney M.

Aquella cinta se oía perfectamente bien. Supongo que el inglés resonaba límpido en la mañana. Pero otra vez más, los líquidos mareadores que solían acompañar estas orgías de la era pre-reciclaje; inspiraron a los allí reunidos a entonar la fatídica tonadilla: “la jama, de la semana; arroz con chícharo un guevo y pa´ la cama” (bis)



Me acompañó por décadas. Era una seguidilla jocosa e infernal, pero contundente realidad imperante. Ya ahora sabía bien que no era culpa de las lijosas cintas ORWO… Aquello lo llevábamos dentro, el chipiachi era algo tan cubano como burlarse de los propios problemas.

Monday, July 10, 2006

Del Chipiachi. (Parte 1)


Llevo rato dándole vueltas a una de esas ideas fáciles de entender, pero complejas de explicar a otros: como le llegan a uno los recuerdos. Pero no a lo Marcel Proust, sacramentalizados. No. El asunto de que hablo empieza cuando descubres, como yo ahora, que hay cosas como ducharse o ir a la playa que te abren ese apetito por las imágenes pasadas; mientras que otras como fregar o serruchar te las quitan por completo. Hoy la conjunción (no precisamente astral) es completa. Me he comido un congrí fabuloso, me he dado una ducha tremendamente larga y estoy de vacaciones…

I

Flashback: Hace una hora, mientras me duchaba y como tanta gente en este mundo; empecé a cantar. Me empecé a reír a carcajadas. Y es que me di cuenta que a pesar de tanta escuela de idioma, pagada o no, follow me from La Lenin included y varias convalidaciones de exámenes de inglés; vinieron a mi cabeza esa gran cantidad de canciones que me aprendí en chipiachi. En dos palabras: estaba cantando “se me cae la trusa/estí/esta, se me cae la trusa/tun tun tutun tun”. Y ahí estaba yo, gracias al chipiachi, en aquella Tarara de 1979; junto a unos amigos con un incipiente spendrum bailando “down to the ground…”





II

En realidad lo empecé a llamar así -al noble idioma- hace unos diez años atrás. Recuerdo que estaba en una fiesta en Santiago de las Vegas, Boyeros; y bajo los efectos de una tremenda ración de sustancias que caen en la denominación de origen cubana por excelencia: Líquido Mareador . Hay que tener en cuenta la secta allí reunida: casi todos de la Gran Vacacional de Arroyo Naranjo, 80% sexo femenino y de la facultad de Farmacia de la perenne e ilustrísima Universidad de la Habana. La media era 25 años (yo era un lozano estudiante del CIPEL en mis lucidos 22 años) “y era de noche y llovía”.

De pronto alguien que no viene al caso empezó a cantar a todo volumen: “aguarikiti mai ló, pun pupumpun akeroduy, chan chan chan, aguarikiti mail ó, akeroduyyyyyyyyyy”. La novia, que era muy correcta leída y estudiada, le dijo con un tono que salía de una caverna: “coño Javier, en chipiachi no compadre, que a mi Led Zeppelín me encanta”