Friday, October 13, 2006

Habana Llena de Gente

Aquí mi pequeño fan vid a Gerardo Alfonso (no soy cineasta, sólo devoto de la Habana)

Y por supuesto, a esa Ciudad tan llena de gente...



Fotografias: Antonio Alba
Música: Gerardo Alfonso

4 comments:

Anonymous said...

No tengo remedio, mira la hora...

¿Eso lo hiciste tú Omar? Del carajo las fotos...

Lara

Anonymous said...

bueno, la habana no es tan grande, pero hay lugares aqui a los que yo tambien les tire fotos. cuando me cogia la desesperacion fuerte de no ver la hora de salir de alli, agarraba la camara y me iba pala calle. siempre regresaba totalmente desestresada. A veces era el Cementerio, a veces el Vedado, o la finca de una amiga, pero la mayoria de las veces era la Habana Vieja.

Anonymous said...

Vaya Omar voy a tener que tomar algo contra la nostalgia cada vez que entro por aqui, no es crítica es homenaje que puedas conmoverme así. Hoy es Lunes, para mi aun mediodia, y esta lloviendo por estas latitudes y me ha dado una nostalgia enorme ver mi Habana mojada, casi recuerdo sus olores, no se tu, pero yo vivo tan lejos del mar y aqui hay otros olores, que el olor de Cuba es algo diferente. El problema va a ser como sobreviviré el resto del día.

wcloister said...

Una capa para los gorriones, por favor!

Esa música y esas imágenes me llevaron a mis años de la Universidad.

Aquí también todo huele diferente, hasta la lluvia. Incluso los truenos sonan diferentes, porque rebotan con los edificios altos y suenan como si estuvieran dentro de un tanque.

Hoy esta lloviendo por acá, pero aquí llueve muy calladito, nada de esos aguaceros gloriosos, ni de las calles convertidas en rios, ni de viejas fregando el patio con una escoba los pantalones arremangados, ni esos chorros de agua callendo de los techos.

Lo más raro que vi hoy fue a un hombre calvo camimando en la mañana bajo la lluvia. Parecía salido de The Matrix, pero no de los capullos, no del software. Iba caminando como si no viese nada, muy serio, pero muy conciente de la lluvia, con los ojos muy oscuros, los brazos extendidos a los lados del cuerpo y las palmas de las manos hacia adelante, como si fuese un santo derramando gracias, mientras la gente debajo de sus paraguas y el paso eficiente de las 8:30 AM, lo esquivaba mortificada.

Toda una excentricidad en esta ciudad de hombres grises. Me recordó al hombre mirando al sudeste. Me dieron ganas de estar demente como él.