Wednesday, June 30, 2010

"The Small Walk of King's Knight or
A journey from e4 to a4": Un gambito rehusado

I
Me gustan las estrellas. Lejanas y frías, pero sobre todo ajenas a lo mutatis mutandis. Lo malo: han pasado muchos meses de nubes, así que he perdido un poco el hábito y el camino de reunirme con ellas y dialogar de nuestras respectivas lejanías y frialdades.

Por el camino –siempre a ninguna parte, como corresponde- un interludio.

Back to basics: me he comprado libros de ajedrez. He optado por algo terrenal y puede que desapasionado: mover pedacitos de madera e ideas en un tiempo acotado y donde -por suerte- existe el empate. Pero un mundo blanco y negro.

Primer stasimon, by Kasparov vs Karpov:




Kasparov,Garry - Karpov,Anatoly. Gambito de Dama Rehusado
Valencia/Spain, 24.09.2009


1.d4 d5 2.c4 e6 3.Cc3 Ae7 4.cxd5 exd5 5.Af4 c6 6.e3 Ad6 7.Axd6 Dxd6 8.Ad3 Ce7 9.f3 b6 10.Cge2 Aa6 11.e4 f6 12.exd5 Axd3 13.Dxd3 cxd5 14.0–0 0–0 15.f4 f5 16.Rh1 a6 17.Cg1 Cd7 18.Ca4 (...) y sigue hasta la jugada
53. Tb1

y ganan las negras...


II
¿Cómo llega uno a necesitar pertenecer? Sí, sí; todo ese camino –fianchetar, me gusta decir ahora- con el que debes “acumular”, comprar chocolate, viajar por el Mediterráneo, pagar llamadas bien caras a cierta isla, ver cine 3D y hasta los dineritos para comprar esos mismísimos libros de Kasparov que ahora pueblan mi librero.

Sin duda no es mirando las estrellas. Pero he aquí el carnaval nauseabundo de la juventud y los ideales, frio y mutandis bajo esas mismas estrellas.

Asusta este juego luego de poner el caballo en a4. Asusta al caballito estar en e4. Se pone rezongon y me dice cosas. Me recuerda a esos caballitos alados que persiguen a la Wasikowska en la película de Alicia. Los caballitos have theirs sayings, ya se verá...

Y luego todo este aprendizaje del terreno blanquinegro. Empiezas a pensar de donde venían esos principios irrefutables: una torre vale menos que una dama, los caballos al centro, enroca cuando puedas…

He jugado tan poco a poco, movida a movida; que de pronto un buen día he descubiertpo a mi pobre caballito en e4, delirando con dejar todo ese camino del triunfo y la victoria. El caballito suspira por una casilla más modesta, irresponsable; una huida a lugares menos protagónicos y con acordes a lo Ob-La-Di, Ob-La-Da life goes on... Algo perfecto, como a4, por ejemplo. No quiero, dice el caballito con su vocecita que se me antoja infantil. ¡¡¡Nada de la casilla d4 ni e4!!!. ¡Menos aun e5! -protesta sin fin.

No. ¡a4! ¡a4! ¡a4! ¡a4!

Lo miro. ¿Cuándo fue que te dejé, caballito, ahí en e4? ¿Por qué te empeñas en irte ahora a la pasividad de a4? ¿Muelas bizcas que te cuentan?

Responde el caballito: "seguro que no va a ser lo mismo que te impulso a tu primer matrimonio, hacerte ingeniero, tragar tragar tragar, Tyrell, Tyrell, Tyrell..." Y su voz ya no es infantil.

Toda esa mierda, ese fianchetar constante.

¿Recuerdas, caballito, como me gustaba aquel cuento: La Soledad del Corredor de Fondo? ¿Perder ante la meta, a voluntad, con toda la dignidad del que se sabe juzgable solo por los dioses?...


Segundo stasimon: by Alan Silitoe

A lo mejor les parece un poco raro que en el reformatorio haya
corredores de fondo y se imaginen que lo primero que hará un corredor de fondo cuando lo dejan suelto por campos y bosques será largarse lo más lejos que pueda llevarle su tripa llena de la bazofia del reformatorio... pero están equivocados, y les voy a decir por qué. Primero, los bastardos que están encima de nosotros no son tan tontos como parecen la mayor parte del tiempo; y después, yo tampoco soy tan tonto como parecería si tratara de largarme durante mi carrera de fondo, porque eso de esconderse para que luego le agarren a uno no es más que un juego de idiotas, y a mí no me va. La zorrería es lo que cuenta en esta vida, y hasta esa zorrería hay que usarla con la mayor malicia posible; se lo digo en plan absolutamente legal: si ellos son zorros, yo también.


La Soledad del Corredor de Fondo




III
Secuestro al caballito a su casilla e4. Me reviso: tan cercano al corredor de Silitoe, ansioso de demostrar que esas reglas –la meta, ganar, el presidio- eran para todos los demás. No para mí. De esa especie de resto de civilización que he decidido extinguir en mi, lo más odioso es la mirada ansiosa al score... Y la voz del caballito, que le gusta ser llamado King´s Knight, todo contradictorio él.

otro stasimon: canta el caballito


Oh what joy for every girl and boy / Knowing they're happy and they're safe

IV
De estas cosas no se puede hablar mucho sin caer en una cosa rara llamada “estar mal de la cabeza” El otro día pensaba en estas cosas. ¿Querer el centro y el borde?…

Partir del centro. La casilla a4, como el caballito de Kasparov tan talentoso y ya no tan jovén, enfrentado al gran Karpov, el stablishment de cierta época. Una época que me definió.

Si, que fealdad el centro; pero que peligro el borde. Lo confieso: odio el impulso vital que me lleva a ponerte en e4 para poder ganar… Hoy leyendo esta partida de Kasparov y Karpov que me doy cuenta en toda su magnitud como empezó todo. Y quiero contarlo, contarmelo, pero antes...

mi stasimon:


¿entonces, oh dioses, a4 o e4?

1 comment:

Unknown said...

¿Quien sabe a ciencia cierta cuál es el centro y cuál es el borde?
¿Quien puede descubrirlo a tiempo?
¿Quien puede asegurar que lo que hoy es centro, mañana será abismo?

Como siempre, tengo más preguntas que respuestas.

Un abrazo

W.