Tuesday, November 28, 2006

Exilios varios II: Keshel 70, Opus el que me de la gana

I
Cuando niño leía muy rápido y con el estigma de que los libros "serios" no eran los de figuritas. No. Habia que leer cosas gordas, deshojadas y preferiblemente encuadernados "en rústica" Recuerdo que por esos días fuí con mi mamá a comprar una pareja de colisables y entramos a casa de una vieja amiga suya que no veía hacía años.

En la casa no había otro niño de 8 años, por lo que la buena mujer me trajo rápidamente un libro "de figuritas" Yo rayaba en el insulto. Resignado, metí los colisables en un pomo de mermelada y empecé a mirarlos casi que escama por escama.

Dije que hacía AÑOS que no se veían, las escamas se acabaron pronto. Resignado, abrí el libro: era el tomo VI de "El Tesoro de la Juventud"

Aquella era una enciclopedia vieja de verdad. Edición de 1914. Entre otras cosas se hablaba de "los 7 planetas del sistema solar", que para el ilustrador eran 7 fotingos dando vueltas a un sol mofletudo y sonriente. (Aclaro: Ford Tingo, para las/los nadahagos que andan esperando para a señalarme con el dedito ;) ) Era un libro fabuloso. Veinte tomos de poesía, arte, narración y un largo etcétera.

“Cosas que debemos saber”, “Historias de libros célebres”, “Juegos y pasatiempos”; aquello no tenía fin.

¡Me iban a tener que arrastrar para que me fuera!

La mujer se quedó sorprendida con mi interes. Con una amabilidad inconcebible, me regaló los 18 destartalados tomos que me llevé con el consiguiente ataque de asma de mi mamá y deleite de mi papá al ver todo aquel bulto de libros.

Si, a los 10 años; empecé a leer como un verdadero hermitaño. No salía. No quería ir a la escuela. No me interesaba la TV. Aquella Enciclopedia tenía sobre mi un poder absoluto. Un día en una discusión con uno en el aula porque no quería ir a jugar le dije citando a Unamuno: “hablar con los grandes que fueron es mejor que con los pequeños que son” Dios mio, que manera de comer catibia...

Al final, me senté sobre el bulto de libros ya leidos a los 11 años. Ahora vivía en el Reparto Guiteras y "el llamado de la selva" de los juegos al aire libre no lograba enterrar aquella obsesión.

Un día, aun leyendo a las 11 PM, escuché una música que me pareció increible. Estaban poniendo los créditos de La Línea Onedin. Mi mamá estaba viendolo media dormida, pero yo que tenía la cabeza llena de La Máquina de Vapor, el trinquete y la vela mesana; ví en aquel serial de la BBC el puzzle fenómenal donde mis lecturas sobre cosas arcaicas se fundían. El serial me hizo leer un poco menos -recuerdo, sin embargo, haber buscado más de una cosa que sólo estaba ahi en "el tesoro"- y la trama de intrigas y pasiones humanas me rescató del polillismo profundo.

Luego pusieron "Yo Claudio" -y otra vez de vuelta al Tesoro para ver las ilustraciones de Turner sobre la Roma de los cesares- pero ya iba en declive.

Un buendía lo metí en una caja, como buen tesoro que era, y prometí no abandonarlo nunca luego de tantas cosas aprendidas.

Y me fuí a vivir y mataperrear.

II

R estaba tan fascinado como yo por los libracos vetustos. Así que nos conocimos en la Lenin hablando de los muchos libracos que tenía en casa. Pero esta tarde en que estabamos preparando unos chícharos habíamos conseguido el rara avis de un LP del Ballet Spartacus de Aram Khachaturian. Esas cosas se oían de noche y eran las 4 PM. Hacía hambre.

También hablabamos de cierta nadahago que tenía de cabeza la soledad de R. la mchacha cumplía con todos los tópicos del género nadahagueril: alta, palidez de muerto, estudiaba inglés en ISPLE (nada es perfecto, no?) y se dedicaba a ser vegetariana irreductible. R es un buen hombre, así que estaba haciendo los chícharos y arroz.

- Tocan a la puerta R
- Dale viejo, abre tú
- Coño viejo!

(...)

- Hola Don Nyarlathotep! (Grrrrrr)
- Hola Silvia
- ¿Cómo esta la finca?

La finca era una alusión nadahaguiana al techo de la casa de R. La mata de mango dejeba caer alli cientos de manguitas blancas que eran la delicia de las nadahago cuando venían de visita.

El ritual: se iban al final de la casa. Le daban unos rarísimos besos a R y se ponían a pasar los deditos por los lomos de los libros. Libros que no leían nunca, pero manoseaban todos.

Yo llevaba tres semanas "de la casa pal trabajo y reverse" de tanto tedium vitae que me estaba produciendo la villa de San Cristobal. Así que había ido a casa de mis padres y me había apertrechado convenientemente de libros, cassetes, CDs, chícharos y azucar prieta para el milordo de rigor de estar a las 3 AM leyendo.

Los chícharos estaben duros aun. Silvia abrió su bolsa de reglamento y sacó una bolsita de semillas de calabaza "para ir picando". Ya no podía más. Y eso que me gustan las semillas de calabaza fritas, viejo remedio antigiardias.

- Oye R, vengo ahora
- Ok phellow, llevate la llave.

Eso quería decir que había malas ideas en el aire. Me demoré muchisimo.

III

Al llegar de vuelta con un paquete de "perritos" aka salchichas para freir, me encontré a R dando muestras del volumen de su tocadiscos.



- ¡La Linea Onedin!
- No, es el Spartacus de jachatulian.
- ¿el qué? (aqui me moría ya de la risa)
- Spartacus de jarcharturial

Cogí la carátula del LP. Mira, hi dice Khachaturian, que es armenio.

- Ah, es que yo no se leer el armenio. Todas esas letricas raras. ¿Y tu donde lo estudiaste?
- En la CUJAE. Es un cursito de 3 meses, pero vale la pena.
- ¿Y dejan a gente de otras facultades? Aunque yo no sé, esa CUJAE esta más fea...
- Pues si pasas el éxamen de aptitud en Julio igual puedes empezar
- ¿Tu tienes los libros?
- ¡Claro!

III

Estaba todo. O casi todo, yo tenía que freir mis "perritos" como buen salchichero que era. Empece a freir mientras ojeaba un tomo de "El tesoro..." La música había removido mis nostalgias incipientes por esa época que estudiaba y no tenía que trabajar. Entre algún que otro suspiro, terminé las salchichas.

Pero había más: tenía un Vermouth blanco que había comprado en la "shopping" al módico precio de dos fulitas.

La nadahago no dejaba de mirar las salchichas. Primero mojó una puntica con el arroz. Luego un pedacito, para probar. Luego otro para acompañar el vermouth. Luego el desastre y la curda de quien no come bien.

R estaba serio, solemne casi. Era como si estuviera viendo a Dubuchet comiéndose un pan con tomate en plena sesión de Escriba y Lea.



A las 2 horas, Silvia se revolcaba de la risa y brincoteabamos los tres con los Pet Shop Boys y su "Go West", kessel el que me salga de mi nariz (y se la tocaba) la nadahago feliz, reconvertida en ser omnívoro y repleta de radicales -OH...

Thursday, November 23, 2006

Exilios Varios I: Vinegar´s Hard Drinkers Club

For seven years I dwelt in the loose palace of exile
Playing strange games with the girls of the island
Now I have come again to the land of the fair
And the strong and the wise

Brothers and sisters of the pale forest
Children of night
Who among you will run with the hunt?

Now night arrives with her purple legion
Retire now to your tents and to your dreams
Tomorrow we enter the town of my birth
I want to be ready


I
Una mañana de 1999 recogí un pequeño pedazo de esa legión de cachivaches que llamamos "mis cosas" y me fuí a vivir a casa de un amigo en Guanabacoa. La casa era enorme y vacía de muebles o las tipicas cosas que hacen a una casa habitable. Pero tenía unos 64 sockets de bombillos incandescentes, una perrita líndisima y una mata de mangos. Y no había nadie más que mi amigo y yo. Ni padres, ni madres, ni reloj despertador. Pero el polvo era el verdadero dueño de la casa.

Probablemente no exagere si digo que estaban todos los libros imaginables, por colecciones: Huracan, Editorial Cocuyo, Letras Cubanas... Había silencio entre la 1 y las 7 AM. Había pedazos de una imprenta, cuadros rescatados de un derrumbe y una puerta infinitamente vulnerable a ser abierta a la primera patada.

Nos atrincheramos casi dos año en tan sui generis Palace of Exile. Lo cuento ahora.

II
2 AM y todo sereno. Del carajo la parada de la 5 detrás del Ministerio de Comunicaciones con el frio tímido de febrero. Habiamos salido del Chaplin de ver un horroroso "Enrique de Lagardère" y hablabamos de la película, que era una mierda; pero mi amigo es débil a las espadas, estocadas y las curvas de Marie Gillain. Y que no se hace por un amigo.

Pero nada. Pero ni la Gillian me había llamado tanto la atención como una amiga (llamemosla Maria Mantilla) de mi amigo (para abreviar: R a secas) que nos había contado con lujo de detalles la confección de un cubrecamas de retacitos que estaba haciendo mientras leía a Henry James. De más que estudiaba algo indefinido y supremo, lejos de la comprensión de un ingenierito de la CUJAE como yo (esta taxonómica clasificación aún me encanta para mercadearme) que sólo debía ver tuercas (mohín de asquito de princesa de visita en la porqueriza real) y unos incomprensibles y torturantes garabatos llamados por la plebe "Matemáticas"

Esta joya de la fauna urbana habanera era amiga. Bueno, amiga no, amiguisisisisisisisima de R. Me preguntó -yo llevaba un libro bien gordo de Photoshop bajo el brazo y un pelo de dos años sin cortar ni peinar- si era diseñador o pintor o escritor o... bueno, algo decente de alguién con quien se pueda hablar. Como le dije que trabajaba en la "Empresa de Apagones de Cuba" y que llevaba una cuadrilla de negros de una punta a otra de Cuba arreglando cosas grasientas -fui exhaustivo en lo de la grasa, giró suavemente la cabecita con un "ah si" mientras le sonreía a mi amigo -notorio poeta de Guanabacoa, muy inédito él como dios manda- y le perdonaba andar con semejante gentuzilla.

Ya más en confianza y entre ellos, arrancó a comentar el ciclo de cine dedicado a Fritz Lang que iba a presentar en la Casa de la Cultura de Bauta (en serio) Mi amigo le dijo que yo era de Punta Brava y ahi mismo me dió el tiro en la frente. Guajiritos estos...

Me aburría. Por pura gana de jorobar la pita -hasta un ígnaro como yo puede interrumpir a tales diosas siempre que pongas la voz gruesa de ingeniero- le pregunté si había probado a coser oyendo Waltzing Matilda o "I don´t wanna grow up" de Tom Waits.



Giró levemente la palida carita y me pregunto -dios mio, lo que estaba aguantando- si yo tenía el compacto (CD), pues ella sólo oía cosas con el tizzzzzzz (sacó el blanco dedito ensortijado, imitando una aguja láser) y no los casetes esos tan poco refinados. El dedito me atrapó. era delgado como un lápiz y las venas azulitas se veían alla abajo. Empecé a mirarla más al detalles, pues las manos me fascinan siempre. Se empezó a poner nerviosa. Lejos, lejiiiiiiisimos en el piso; vi que bajo la saya sobresalían unos piecesitos metidos en unos zapatos hechos a mano. De los huecos de la sandalia, una clasificación que se me ocurrió, sobresalían enfundados en una medias blancas los dedos. Una larga saya llena de pliegues. Jergón a lo holándes errante. Y sobresaliendo al conjunto, dos tremendamente flacos bracitos que me recordaban a los "nadahago" de ciertos comics cubanos: cabezones, un palito el cuerpo y unos brazos escualidos sólo capaces de sostener una tacita de té (verde) y eso sentada.

En eso aparece una amiga mía -digamos que AK- que es una mujer de esas similares a un violin, toda curvas y voluptuosidad Made In Villa Clara, que van dejando trás de si un rio de miradas penetrantes. Me dió un beso y se sentó a contarme de como iba la revista "La Isla Infinita", que mira que ilustraciones, que si me leí tu cuento del cocuyo de ciudad y el de campo, que oye Omar como estaba el helado en "Alondra" el otro día, que si te tengo hecho tu "sol" de paper maché, que si...

La "nadahago" no atendía a mi amigo. AK me empezó ha hacer bromas con "cuando vas a venir por San Miguel del Padrón a ver mis pinturas" y sacó en medio de la colita del Chaplín un dibujo a tinta china genial y de una belleza tremenda preguntándome que le parecía.

La "nadahago": ¿oyeeeeeeee, eso es al gouache o con tinta rápida?
AK: No hija, eso es acrílico.

Y le dió la espalda para segur contándome muerta de risa que estaba enamorada de un muchacho que yo conocía, pero que tenía que adivinar.

Yo: ¿empieza con U? Y así sucesivamente. Luego ya más seria me preguntó que como me sentía ahora que estaba solo. Qué como me iba con la bronca con mis padres. Qué si había encontrado Pinar del Rio lindo -suspira aqui- pues ella hace años no veía a una amiga de San Cristobal que quería muchisimo -aqui cerrando los ojos y sacude el pelo- y por sobre todas las cosas que acabara de terminar de venir a conocer a su mamá. Me dió un beso y se fue a sus universos, que son de los más lindos que he visto... Un beso AK, de corazon. Por un momento estabamos alli de nuevo

Sigo. La "nadahago" estaba mirándome intrigada. Por mi parte, estaba en la nubecita esa a la que te transportan la gente llena de vida.

-¿Y tu escribes?, me dijo asi medio jovial y medio vampiresa
- Si, pero soy un artista maldito, estoy censurado por el mismisimo Abel Prieto. Y abrí el libro de Photoshop.

Mi amigo se pasó toda la película con asma de tanto aguantarse la risa.

III
- Omar, tu amiga estaba buenísima
- Y la tuya chama... ¿de donde salió eso viejo?
- ¿María Mantilla? Esa la conozco porque fue un día a mi consulta (es médico el tal R, pero trás la bata esconde al poeta ilustre de Guanabacoa)
- ¿Que tenía, anemia?
- No phellow, tenía una intoxicación por tomar vinagre
- ¿eh?
- Si phellow, la tipa esa toma vinagre para estar y cuanta pinga hay....
- R! Eso es mentira asere, ¿cómo que vinagre?
- Si, para que la piel se le ponga blanquita
- Dale que viene la 5...

Al montar, saludamos al chofer -papá de una amiga mía- y nos sentamos detrás de su asiento. Al parar en Cuatro Caminos, el dedito blancuzco asomó seguido de la Vinegar Hard Drinker Número 1.

- Hola R, cuanto tiempo... jijiji (ya lo sé, pero se supone que es gracioso)

En el programa del Jardín de la Noche, Antuña ponía música New Wave. Pero a las 3 AM, en el miniconcierto, The Doors me llenó la cabeza con la vaga idea de "caminar e irme al otro lado"



Ese mismo día decidí quedarme todos los fines de semana en casa leyendo a Michael Foucault y escuchando mi Discman Keenwood, toda tizzzzzzz, cuando sonaba The Doors

Pero las Vinegar Hard Drinkers eran muchas y esto sólo comienza...

Sunday, November 05, 2006

Ahora que se acerca el Fesival...

Siempre recuerdo el Festival de Cine Latinoamericano. En el tuve una asignatura pendiente: la muestra de cortos nacionales.

Curiosamente han llegado a mis manos algunos de esos cortos -ya vistos o inéditos- y aqui dejo constancia de la tremenda fuerza expresiva de dichas obras...

Wednesday, November 01, 2006

La Muela Bizca en los Premios Lucas: Felicitaciones a X Alfonso

No existe en Los Lucas el premio a la Mejor Muela Bizca, pero entiendo que el premio si existiera; debería ser para ese gran creador que es X Alfonso:




Aunque una vez más, la popularidad en los Lucas va a 180º de diferencia: